lunes, 21 de diciembre de 2009

Ojo con la Navidad

La Navidad, los cumpleaños, las vacaciones...se suponen un tiempo feliz. Y nosotros no tenemos por qué estar precisamente así. Puede que no estemos mal del todo, o sí. Nos puede pillar cualquier momento personal y debemos tolerárnoslo.

Pensar que no vamos a estar a la altura de "la Navidad" no nos hace ningún bien. De acuerdo con que intentemos no estar fatal, no jorobar la fiesta a nadie, pero de ahí a exigirnos alegría plena va un mundo. Controlar sí, castigarnos no.

Sentir que son días normales, un día más nos ayudará, porque, seguramente para eso sí estamos listos, eso no no s apabulla, no nos tensiona. En realidad es así, los días de fiesta son un día más, llevémoslo con tranquilidad, y si encima luego comemos con amigos o familiares, pues un extra, sólo eso; algo agradable para ese día.
Nos puede sentar mejor un paseo por el parque respirando limpio que una esperada fiesta. Vamos a la fiesta, tranquilas, como a un día más y damos el paseo, tranquilos, para encontrarnos con nosotros mismos, que es lo que realmente nos hace falta.

Admítete como eres, aún más en Navidad y date exactamente lo que tú necesites, no lo que los demás necesiten. Para eso es Navidad...

Felices días llenos de normalidad y encuentro contigo mismo!!
Feliz Navidad!

lunes, 14 de diciembre de 2009

Psicólogos y psiquiatras


Tengo una amiga argentina que trata este tema con mucha naturalidad, y eso es lo importante, al menos en este caso. Me resulta gracioso su comentario de que como es argentina todo el mundo cree que es psicóloga, lo que denota la diferencia con que entendemos el tema una y otra cultura.
Aquí hay una reticencia generalizada a ambos profesionales, tanto al psicólogo clínico como al médico psiquiatra. Sin embargo, no tiene por qué ser así, son una estupenda ayuda especializa y oportuna en los casos adecuados.

Es perfectamente lógico que, a la vez de darte un volante para el oncólogo, el neurólogo, el cirujano vascular o cualquier otro especialista, si la enfermedad es importante y puede ser dificil asumirla, te dan también el volante para el psiquiatra. Esto es algo que de momento sólo ocurre con temas muy, muy graves. Pero en realidad uno no tiene por qué ser capaz de llevar perfectamente el alzheimer de su madre, su propio infarto, epilepsia, etc, etc, etc.
Con las enfermedades aún se entiende mejor, pero este mismo razonamiento es ampliable a todos los ámbitos de la vida. Tampoco tiene uno por qué resistir como un héroe su divorcio o el de sus familiares, su problema con el trabajo, su problema de acné, qué más da. No pasa nada, la vida no es una epopeya y los especialistas están, precisamente para esto, para ayudarnos en estos casos concretos.

Tanto el psicólogo si se trata de nudos vitales, que no tienen por qué ser tan gordos para que puedan ser solucionados o puestos en claro por un especialista, como el psiquiatra, que con su medicación nos puede ayudar, de forma moderada sin miedo a la adicción, a superar momentos difíciles que se van a pasar así mucho mejor. Lo de no tomar nada que sea recetado por un psiquiatra en momentos duros, es como no querer tomar calmantes después de una operación. No doctor, yo a palo seco!!!
Relativicemos, no dejemos de lado dos buenas herramientas que nos pueden dar la mano en un paso dificil. Además, como dice mi amiga argentina: tus amigos no tienen la culpa de tus problemas, si quieres cuéntaselos, pero no les pidas que te los solucionen, para eso están los especialistas...

viernes, 4 de diciembre de 2009

Para!!

A veces nos metemos en un maremagnum incontrolable de pensamientos, como ya sabemos, que no nos dejan vivir en realidad, que nos tienen al margen de nosotros mismos.
Ya hemos aprendido el truco fundamental para que cesen, se trata de entrenarnos en hacer algo distinto a ellos, al principio pocos segundos, luego más. El objetivo es saber que nuestra voluntad está por encima de esta enfermedad aunque ahora esté diezmada. Pero poco a poco cada vez le sacaremos más ventaja.

Si cuando ya controlas más lo que te ocurre, tu estado anímico es algo mejor, de repente vuelves a caer en estos círculos odiosos: Para! Pero de repente, ya!, para físicamente y para tu cabeza también. Cómo? Pues siendo consciente de algo y teniéndolo presente siempre ya en tu día a día: no sabemos lo que va a ocurrir, no sabemos cómo van a terminar las situaciones, no sabemos si están ocurriendo para bien o para mal, deja de pensar en ellas como si fuese algo terrible que debes solucionar sin descanso.
A veces, lo mejor es echarse a un lado de nuestra propia situación, parar y mirarla de lejos, entonces, dejar pasar un poco de aire entre nosotros y ella, ponernos a hacer otra cosa (pero no pensando en lo mismo, eh?)...y puede que algo ocurra, que alguien que no somos nosotros actúe, que lo que parecía grande se haga pequeño...o simplemente, que nos demos cuenta de que el pensar continuamente en algo lo hace mucho más horrible de lo que es.

La pequeña distancia (tampoco se trata de echar tierra sobre los problemas) dejará aún presente lo que sí importa, a la luz, y eso será lo que tengamos que arreglar, que hablar, que decidir o modificar. Pero desde la tranquilidad, desde el saber por qué actuamos.

Si no sabes por dónde seguir, si te aturde el ruido en tu interior, para! No sigas pensando, la respuesta puede que no esté en ti, para qué mortificarte si nunca sabemos si un despido es una liberación, o una ruptura es una oportunidad. Deja que el agua corra, no seas tú continuamente el cazo que quiere contener todo el río.
Es imposible y cansa mucho..., verdad?

martes, 17 de noviembre de 2009

Cocina rápida para un mal día

A estas alturas de la peli, los bajones que nos puedan ocurrir son provocados por temas concretos. No son indeterminados, indefinidos. Algo los ocasiona, una decepción, un hecho desagradable, algún motivo. Otra cosa es que estemos muy pendientes y no perdamos de vista aquello que los ha provocado, ya que si no el malestar llegará a varios ámbitos de nuestro interior, casi sin darnos en cuenta, en un par de días podemos estar muy malitos. Y sin embargo no somos nosotros la causa, como empezaremos a pensar si olvidamos el motivo que lo originó todo. Aunque sí somos el caldo de cultivo.

Si somos valientes y le plantamos cara, si lo solucionamos (aunque parezca difícil) seguramente todo cambiará, mejorará. Cómo solucionarlo depende de muchas cosas, en ocasiones se trata de hablar con alguien que está relacionado con lo que ocurre, otras veces se trata de decidir dejarlo pasar y tirar para adelante, o tomar una decisión, depende. Pero sí es importante focalizar el tema concreto que nos ha tocado nuestro "punto débil", hasta darle solución, y no generalizar en que estamos mal... y no sabemos por qué. Sí sabemos por qué.

Aparte, nos vendrá bien practicar todo lo que sabemos, no perder el norte. Por ejemplo, quedarnos tranquilos, sin mucho agobio y descansar un poco de tanto disimulo, de tanta cara forzada cuando uno está sólo regulín. Desde ahí, buscar de nuevo el camino, no olvidar que ya vas sabiendo quién eres de nuevo. No dejar pasar tampoco el hecho de que podemos elegir nuestro día, podemos elegir caernos o podemos elegir volver a subir. No es una cuestión de apretar un botón, es mucho más fácil caer que volver a subir, sobre todo cuando falta costumbre. Pero podemos elegir. Elige dar un paseo, elige leer, elige cocinar algo apetecible en vez de tumbarte en el sofá. Elige ir a nadar y recuperar energía, en vez de apenas comer hoy porque...no tengo ganas. Levanta, venga! Sabes que se puede. No dejes que el germen de la tristeza se apodere de ti creyendo que tú eres así. Te ha pasado algo que te ha tirado, pues a levantarte.

Pon tu fuerza en arreglar lo ocurrido, no en sentirte una persona débil, sino alguien a quien le ha ocurrido algo desagradable, y date todo lo necesario para salir de ahí. Con tranquilidad, sin agobiarte a ti misma por ello. Como el que sabe que un catarro dura siete días y que los primeros serán peores, un disgusto también dura unos días y los primeros son peores.

Un consejo: anota los motivos de tus "disgustos", de tus recaídas, ahora ya sólo porvisionales y con causa propia. Es posible que te sorprendas y te ayude a descubrir que hay algo que te sienta mal, que no controlas bien, algo reiterativo en casi todas las ocasiones. El hecho de conocerlo ya te ayudará a controlarlo y llevarlo mejor. Incluso puedes ponerte a estudiar y trabajar en el tema concreto, bien mediante libros que te lo aclaren, bien mediante un terapeuta...puede que hayas descubierto una pista más para deshacer un nudo interior, o simplemente crezcas con ello un poco más.

lunes, 26 de octubre de 2009

mi amiga la melancolía


Recuerdo que empecé a decir esa frase al hablar de cómo estaba con alguien cercano. Estoy bien, con mi amiga la melancolía. Aquello no era algo malo, todo lo contrario. Era un modo de tomarme muy en paz mi estado de ánimo. De hecho, fui capaz de disfrutarlo y encontrarle sus ventajas. Por ejemplo, estaba más sensible, lo cual puede ser malo si se convierte en susceptibilidad, pero muy bueno si vas a un museo o ves una peli de cine. Que vas a llorar, pues sí. Pero por qué te lo vas a tomar a mal?
Aprendí a disfrutar aquello. A ver si consigo explicarlo para no parecer una masoquista y sobre todo para que os pueda servir. Ya estamos en fases más avanzadas, ya no siempre estaba mal. Pero si paseaba con alguien y no me encontraba del todo animada no lo consideraba algo malo, simplemente era así.
Por ejemplo, si estás cansado le dirías al de tu lado: pues hoy estoy cansado. Y conocerías perfectamente sus síntomas, lo que supone y no te preocuparías en absoluto. Seguirías haciendo cosas aunque sabiendo que estás algo cansado.
Pues es algo así. Yo estaba melancólica...que suena y es mejor que triste. Y no me importaba, lo dejaba ser. Ya que donde miras, crece. No pensaba hacerlo crecer preocupándome por ello.
Todo lo contrario, lo que hacía era seguir viviendo con una sonrisa, ya que aquella sensación se convirtió en amiga mía: mi amiga la melancolía.
No era mi enemiga, no me hacía ni mal ni bien, me hacía más tierna, más sensible y lo aprovechaba para mirar al cielo, sentir lo bello que puede ser todo, etc. Lo utilizaba para cosas bonitas. Así, lo que tomaba importancia no era la melancolía, sino aquellas cosas bellas que hacía mientras la tenía. Así, tener melancolía no era malo, acababa siendo agradable...entiéndeme. Sabía que era algo natural, de lo que no me tenía que preocupar y que me permitía hacer cosas agradables que yo provocaba, que me gustaban, cosas tranquilas, cosas bonitas. Por eso no era nada malo estar melancólico...triste?

Este es un paso más, hacerte amigo de la melancolía. Seguro que tienes algún amigo un poco pesado, un poco hablador, un poco pesimista. Y le das de lado? Igual le aguantas sabiendo como es. Pues esto era igual, a veces venía a verme mi amiga la melancolía y yo la acogía con una sonrisa. Admitiendo tranquilamente que .... ella es así.

jueves, 15 de octubre de 2009

Aprender a caer

Aprender a caer es necesario para que el miedo a caerse deje de existir. Como al montar en bici, como al aprender a esquiar, como al aprender a andar, es necesario saber que si te caes, no pasa nada. Sólo así te atreverás a volverlo a intentar.

Esa es la próxima lección a aprender, una a tener continuamente en cuenta. Y si mañana lloro? Y si mañana estoy triste? y si mañana no me apetece? Y si el año que viene o por algo que ocurra, me encuentro mal otra vez?
Pues te levantas, y sigues andando. A todos nos pasa, ya sabemos que la gente que no sufre esta enfermedad tiene días malos, puede que muchos, y nadie les dice nada. Pero si nosotros ya vamos mejor y tenemos un día malo, una racha mala, nos ponemos la lupa encima para castigarnos por ello.
Pues eso sólo nos hace mal. Lo que nos sirve ante los días malos, ante una recaida, ante un no me ha salido bien es pensar en que sólo hemos tropezado, como le ocurre a todo el mundo, en todas las facetas.

Aprende a caerte, siéntete tranquilo con el trasero en el suelo, como con la bici, como con el esquí, etc. Sólo así sabrás que no pasa nada, que uno se levanta, dándose su tiempo si es necesario, pasando un día permitiéndonos la pereza, el descanso y volviendo a todas las cosas que sabemos nos vienen bien...y sigue andando.

Que no te dé miedo caerte, es uno de los mayores pánicos de esto...sólo levántate y sigue.

miércoles, 7 de octubre de 2009

ES NUESTRO ANIVERSARIO

pues sí,
este blog comenzó a escribirse el 6 de octubre de 2008. Hace un año y un día.
Hemos tenido unas 13.000 visitas. Lo cual significa que, en realidad, unas dos mil personas habrán sido ayudadas con él, de un modo u otro.

Seguimos adelante, queda mucho que aprender, queda mucho que vencer.

Te pido un favor, anota en un papel en qué fase de la depresión estás hoy, guárdalo y lo miramos dentro de un año, de acuerdo?

Enhorabuena a todos. Gracias por hacer posible este blog y por darle sentido.

Un abrazo,
Estela.

viernes, 25 de septiembre de 2009

LAS FASES DE LA DEPRESIÓN: EL CUARTO ESCALÓN

Hola a todos, he tardado un poco en volver a escribir. Ha sido porque he estado revisando todo lo que hemos hecho hasta ahora. Y creo que toca subir el cuarto escalón.

Por otra parte, y ahora que ya conozco todos los estados en que uno se encuentra hasta estar bien, me he dado cuenta, de que podría ser útil conocer cuáles son esos estados, cuáles son las fases por las que se pasa en esta enfermedad. Así, uno podría ubicarse y tener una idea de cómo va, de cuánto le queda, de qué es lógico que le siga ocurriendo o no.

Yo creo que aproximandamente son seis fases por las que se pasa, desde estar muy mal hasta estar muy bien. Y me he dado cuenta de que su nombre se podría parecer bastante al de las notas que nos ponían en el cole. Sin que por supuesto estar en un sitio u otro suponga calificación alguna. Simplemente es una cuestión de nomenclatura que pega, nada más. Es importante que queda claro, ya que todos tenemos matrícula de honor desde el momento en que empezamos a pasar por esto, estemos en la fase que estemos.

Las fases serían, por tanto:
1. encontrarse muy deficiente
2. encontrarse insuficiente
3. encontrarse suficiente (ya no nos ahogamos)
4. encontrarse bien (pero sin florituras)
5. encontrarse notable(mente bien)
6. encontrarse de un modo sobresaliente, excepcional, muy bien.

Cada una de estas fases tendría unas características propias. Y aunque cada persona las viva de un modo personal, con unos síntomas u otros, sí que sabrá reconocerse en ellas y con ello ver cuánto le queda o cómo va.

La fase muy deficiente estaría definida por:
-un estado de ánimo no controlado,
- llantos espontáneos que surgen en cualquier momento,
- apatía, cansancio, sofá o cama continuos profundos,
- falta de interés por cualquier cosa, profunda
- incompresión de la propia vida, de cómo dirigirla, de qué podemos hacer
- desconocimiento de qué nos ocurre, desesperación, sentimiento de no hay salida
- acciones PROPIAS no dominadas por nosotros, CAOS.
Para superar esta fase serían útiles los consejos que hemos ido dando en el primer escalón.

La fase insuficiente estaría definida por:
- apatía y cansancio muy frecuentes, pero no profundos
- escaso interés por casi todo, pero no por todo. Pequeño interés y distracción con algunas cosas.
- Interés por salir de la situación aunque no se sepa cómo. Búsqueda de información y medios.
- Consciencia de que nos ocurre algo
- visión de la situación algo menos confusa, menos desequilibrada, aunque el pronóstico sea malo. - Paso del caos absoluto al desorden casi general. Algo empieza a asentarse.
- Primeros intentos de superación: medicación, terapia, autoayuda, etc.
Para superar esta fase serían útiles los consejos del segundo escalón.

La fase suficiente estaría definida por:
- Es la fase más difícil de alcanzar, no todas tienen la misma duración. Una vez superada todo es ir ganando.
- Hemos aprendido técnicas para controlar algunas situaciones no deseadas, propias de la depresión, como el llanto, la capacidad de salir a la calle o de arreglar la casa.
- Conocemos mucho más de lo que nos ocurre y eso nos ayuda a superarlo.
- Ya podemos relacionarnos con otras personas, aunque sintamos tristeza en nuestro interior.
- En algunos ratos y con algunas cosas nos sentimos bien, sin euforia, pero es agradable y sereno. - Nos hemos podido concentrar al realizar algunas tareas sencillas: conducir, cocinar. Aunque la tristeza nos lastre de fondo.
- Vemos el horizonte, no sólo el barro o la confusión.
- Empezamos a tener esperanza, seguimos buscando información, seguimos luchando.
Para superar esta fase serían útiles los consejos del tercer escalón

La fase "bien" estaría definida por:
- Concentración en los temas que nos gustan y disfrute de ellos.
- Capacidad de sonreir en situaciones cotidianas.
- El lastre aparece sólo de vez en cuando, y relacionado con ambientes o situaciones concretas.
- Capacidad de planificación, sabemos que haremos lo que nos proponemos en casa o trabajo.
- Podemos VOLUNTARIAMENTE salir de situaciones de tristeza.
- Comprendemos lo que nos pasa y aceptamos que estaremos aún tristes muchos ratos.
- Sabemos que todo va cambiando, seguimos luchando con gran esperanza.
- La luz está algunos días o ratos, media sombra otros. Comprendemos y utilizamos lo aprendido para avanzar y que abunden los momentos de luz.
Para superar esta fase serían útiles los consejos del cuarto escalón.

La fase notable estría definida por:
- Apenas hay días que nos encontramos mal.
- Hacemos nuestra vida que cada vez está más elegida por nosotros.
- Nos concentramos con facilidad. Sólo nos despistamos si algo nos ha ocurrido.
- Sabemos perfectamente cómo funciona lo que nos ocurre, aunque preferiríamos no tenerlo.
- Hemos sido maduros y valientes para afrontarlo y superarlo; ya no es un trauma. Es aceptado.
- A veces caemos en la tristeza. Salimos de ella trabajando todo lo aprendido. Andamos hacia la luz, hacia lo que nos hace sentir bien, hacia la comprensión y hacia nosotros.
- Cada vez es más sencillo y seguro volver a estar bien. Crece la confianza.
- Hacemos proyectos bonitos, leemos cosas bonitas, conocemos lo que nos encanta y lo hacemos.
- Comenzamos a intimar en las relaciones porque hemos elegido la honestidad con nosotros y con los demás.
- Nos sentimos más acompañados en la vida y más fuertes. Sabemos superar una prueba.
Esta fase se supera con los consejos del quinto escalón.

La fase sobresaliente estaría definida por:
- Todo está bien, cada día.
- Sé perfectamente lo ocurrido y puedo hablar de ello, sin miedos.
- Elijo mi vida y lucho por ella (amigos, trabajo, pareja, mundo interior...).
- Sé lo que esto supone y lo acepto perfectamente, sabiendo que sé superarlo.
- Soy entusiasta, me encuentro bien. Ocurren cosas y sé qué hacer con ellas. Creo en mí.
- Sigo adelante en una vida siendo mucho más fuerte que antes. Ahora sé levantarme.

Enhorabuena!!!

Recordar que cada fase no dura lo mismo en cada persona y que una vez llegado a una se puede volver atrás de vez en cuando. Pero poco a poco, como ya hemos explicado, se coge más seguridad y frecuencia en la fase dominada, hasta que es una constante en nosotros.

miércoles, 26 de agosto de 2009

"tu autoestima depende...

...de los criterios que utilices para juzgarte", dice una frase colgada en mi nevera desde hace años.

Y no sólo tu autoestima, sino buena parte de tus disgustos ante las situaciones que te ocurren y ante la gente. Según lo exigentes que seamos con nosotros, según valoremos nuestras actitudes, nuestros logros, nuestros errores, así estaremos de satisfechos y opinaremos sobre nosotros.
Por eso, sé indulgente, como lo serías con otros, posiblemente. Sé justo contigo, no demasiado severo, cree en ti.

En la Universidad de Magisterio estudié lo que se llama "el efecto Pigmalion", tiene varias explicaciones aplicables a según qué campo. Su idea principal se basa en que las personas se comportan según las tratemos, según creamos de ellas, según pensemos de ellas. Si repites a un alumno, a alguien... "si es que no te sale, no hay manera, eres vago", etc., creerá que lo es y no intentará hacer algo diferente, aunque tenga posibilidades. Si lo que repites a alguien es "qué bien lo haces, cuánto lo intentas, me gusta lo que has hecho...", esa persona creerá en sí misma y seguirá luchando. Por ahí van los tiros. El efecto Pigmalion funciona con lo que opinas de ti mismo. Cambia los criterios que utilizas para juzgarte. Sé indulgente y justo contigo, cree en ti, como lo haría un buen profesor, ahora te estás educando a ti mismo; como lo haría un buen responsable de alguien, y todos los somos de nuestra persona.

Además, como decía antes, esto no sólo ocurre con nuestra autoestima, sino con las situaciones y personas que nos rodean. Las expectativas que tenemos ante ellas pueden fallar y provocarnos disgusto. Ahí también, cambiando nuestros criterios para juzgarlos, todo irá mejor.

Aligera la carga, quítale hierro, básate en lo importante, ten ganas de que todo vaya bien, sé indulgente también con ellos, con las situaciones, con las personas, suelta muchos ¿y qué?
En muchas ocasiones, nosotros decidimos cómo vivimos. No podemos cambiar lo que nos ocurre, a priori, pero SIEMPRE PODEMOS CAMBIAR CÓMO NOS LO TOMAMOS, cómo lo vivimos.

viernes, 31 de julio de 2009

vacaciones

Bueno, en todo hay que tomarse vacaciones.

Ahora toca época de relax, y aunque no olvidemos nada de lo aprendido, y lo tengamos en cuenta de modo importante, también debemos aprovechar las épocas en las que uno no se dedica a nada especial, o hace justo lo que más le gusta: las vacaciones.

También podemos tomarnos vacaciones para sufrir. Estos días voy a estar tranquilo...todo lo tranquilo que pueda. Ojalá sea así.

Yo también me tomo unos días en el blog. Lo aviso por si no aparecen de momento publicados ni contestados los comentarios. Nos vemos a la vuelta que será pronto.

Un besote y mucho ánimo a todos.

miércoles, 22 de julio de 2009

la vida es cíclica, pero ascendente


Una vez me contaron y pude comprobarlo día a día, que se avanza de forma cíclica por la vida. A parte de lo que ya conocemos sobre los ciclos económicos, los ciclos de la luna, los ciclos de las estaciones del año, etc., nosotros también somos cíclicos al vivir.
Una de las cosas en lo que yo más lo noto es en el aprendizaje de algo nuevo, incluso de actitudes, o en las mejoras hacia las que quiero tender. Por ejemplo, recuerdo cuando me entrenaba para una oposición en la que tenía que conseguir 350 pulsaciones por minuto a ordenador. Yo partía de 250. Practicaba una hora diaria, de forma constante. La velocidad subía muy despacio, y los errores al transcribir no cesaban. De repente, un día, conseguía hacer 280 pulsaciones y me ponía contentísima. Pero al siguiente volvía a 260, 262, 258...

Poco a poco, lo normal fueron esas 280 pulsaciones, que cada vez iban saliendo un poco más frecuentes. Una vez de cada diez, una vez de cada cinco, una vez de cada tres...y un día, te salen siempre y de repente aparecen las 300, pero sólo una vez, y sigues en 278, 281..., echándo de menos esas 300 y preguntándote por qué no te salen cada día, si puedes hacerlo. La clave estaba en seguir intentándolo, seguir creyendo que se puede hacer. Hasta que van siendo más frecuentes cada una de las medidas que te planteas, todas ellas aparentemente imposibles y muy deseadas.
Después de muchos, muchos días de esperar y confiar, y ver que se va consiguiendo lo que se busca...aparecen las 350...y tras un tiempo insistiendo... se quedan para siempre.
Y esa es la velocidad a la que os escribo o posiblemente más porque hace mucho que ni lo mido, para qué? Si estoy contenta con mi velocidad, sea cual sea, y además sé que si quisiera aumentarla, sería posible. Esa lección ya la he aprendido, y sirve para muchas otras cosas. Es algo que no debemos olvidar: si quisiera, sería posible...
Es un ejemplo muy sencillo, pero cuando soy consciente de que he conseguido un grado mayor de felicidad o seguridad, o serenidad, u objetivos...o lo que sea, en algo, aunque al día siguiente ya no lo domine de nuevo y siga siendo más o menos como antes, y aunque quisiera tener esa sensación cada instante y no sólo unos ratos...me recuerdo escribiendo al ordenador día tras día, y confío en que todo acaba llegando cuando uno no desiste... y que un día ese será mi estado habitual, como antes acabaron siendo otros.
Recordar lo que consigue es ponerme muy alegre, confiar en la vida y, lo que es mejor, confiar en mí. Y en lugar de ver el logro de un solo día como algo malo, podemos mirarlo como el principio de algo muy bueno, que cada vez estará más con nosotros, hasta que un día sea completamente nuestro. Es una gran noticia, no?

Cada uno tiene sus metas, cada uno está en su punto del camino, pero todos sabemos andar y es lo único necesario aquí. La vida está llena de ciclos, de subidas y bajadas, pero a pesar de ello, el resultado de quien no deja de caminar es aprender y crecer, y por tanto su trayecto es, en definitiva, ascendente; cíclico pero ascendente

martes, 14 de julio de 2009

Lástima

Querría aportar mi pequeño grano de arena a la inmensa montaña que generosamente construye día a día mi querida amiga y compañera de camino, la que construye, ladrillo a ladrillo, como un divino constructor, este magnífico blog. Con sus manos ya agrietadas, con su trabajo, con su sudor celeste.

Confieso, antes que nada, que soy un paciente de depresiones recurrentes, de origen “desconocido”, (y lo pongo entre comillas porque lo desconocido es desconocido porque aparentemente nadie lo conoce, no porque no pueda llegar a ser conocido).

Un día, os confieso, descubrí y decidí algo. Algo que día a día me acompaña como una varita mágica, como un licor que me disipa tristezas, como una paleta de pintura que cambia mi cuadro gris por otro de intenso colorido, como un ángel que barre las tormentas y la nubes negras, que limpia los cristales turbios y sucios de mis gafas de la vida, que me hace ser un ser humano capaz de afrontar el vacío, el dolor, y la soledad.

Algo, aparentemente tan valioso, tan brillante, tan apasionante, tan aparentemente regalo de un dios, es algo tan simple que cualquiera puede conseguir. Tú mismo puedes, como yo lo conseguí.

Después de leer estas escasas y simples líneas, te preguntarás qué es esta especie de bálsamo de Fierabrás… pues es muy simple, y cambió radicalmente mi vida. Solo es esto:

DEJAR DEFINITIVEMENTE EL TENER LÁSTIMA DE MÍ MISMO.

A partir de esta decisión que tomé nunca más me lo permití, y nunca jamás me lo volveré a permitir. Esto, tan simple, tan barato, y tan precioso, está en las manos de cualquiera. Y… sobre todo... en tus manos.

Consíguelo, y te aseguro que años más tarde te reirás de tus “depresiones”.

Un abrazo, y hazlo. Es gratis…

jueves, 9 de julio de 2009

Aceptar y asumir

Parece lo mismo pero no lo es.

A veces no se pueden cambiar las situaciones, una antigua frase dice que si algo no te gusta y no puedes cambiarlo, míralo de otro modo.

Bueno, por ahí va la idea. Asumir es sufrir la situación que te toca, sin hacer nada por modificarla, pero sobre todo, sintiéndote mal por ello, sin comprenderla del todo, sin tomarla tal cual es. Se padece, no gusta y se sufre por ello.

Aceptar es todo lo contrario, es una sensación tranquilizadora. La situación tampoco es la ideal para ti y puede que deba quedarse como está, o que elijas dejarla así...al menos de momento, pero la aceptas. Esto implica que la conoces, no sólo la sufres sin saber por qué. Indica también que la comprendes, que sabes por qué ocurre y cuál es el proceso por el que se ha llegado hasta ahí, o por el que no puedes salir de ahí, pero lo aceptas. Y lo haces conscientemente, formando parte de tus decisiones. Aceptar es un acto libre, asumir es un acto sumiso.

Si algo no puedes cambiarlo, míralo de otro modo...o vívelo de otro modo. Yo siempre recuerdo para esta distinción la película "la vida es bella". En ella se daban unas condiciones muy malas, sobre todo en la fase en que el padre y el hijo se encuentran recluídos en un campo de concentración. Sin embargo, la forma en que el protagonista se toma la vida es lo que la hace bella. Juega con el crío, le cuenta historias que varían la realidad, le dice que los soldados no le pueden ver porque están jugando un gran escondite.
En fin, no es lo que ocurre, sino cómo lo vives.
Si estás atrapado en una enfermedad, ponte a divertirte a pesar de ella...muy a pesar de ella. Disfrutar de las pequeñas cosas de la vida está al alcance de todos, por muy malas que sean las circunstancias. Cambia todo lo que esté en tu mano, y lo que no sea posible, acéptalo. Puede que haya algo que aprender de ello...incluso, paciencia, humildad, fortaleza, voluntad.

Se supone que son estas situaciones difíciles las grandes oportunidades para encontrarse con uno mismo y comprobar nuestro verdadero tamaño.
Siempre que puedas transformar un dolor en una sonrisa...habrás ganado tú.
En realidad, el ser humano tiene una capacidad transformadora enorme, seguro que eres capaz de hacer cualquier cosa por tu hijo, por tu amigo, por tu familia...cómo no la vas a hacer por ti, entonces.

jueves, 25 de junio de 2009

jueces sin licencia

Ahora, en esta situación algo borrosa, aunque cada vez con un poco más de luz, con un poco más de seguridad, y siempre con el deseo de "voy a seguir, voy a salir del todo"..., somos muy vulnerables.

En estos momentos no somos personas seguras de nosotros mismos, aunque queden parcelas de nuestra personalidad que sabemos que hacemos bien, en general, no pisamos fuerte. Ello es debido a que sufrir esta enfermedad, y achacarla a nosotros mismos, habernos creído culpables de ella, nos ha hecho pensar que hay algo mal en nosotros, que somos débiles, no nos gustamos o gustábamos, por ello, y eso provoca inseguridad.

Ya sabemos que eso no es así, que precisamente al aguantar esto y seguir adelante, lo que somos es muy fuertes. Pero nuestra psique aún está un poco dañada. Y la sensación de "no confiar del todo en nosotros", de no pisar fuerte, de "puede que tengan razón", de voy a ir haciéndolo como creo pero bajito, sigue aún ahí. No pasa nada, debemos consentírnosla, pero solo un poco.

Es decir, está bien que comprendamos que aún estamos curando y por eso estamos inseguros, y que no nos reprendamos por ello. Sin embargo, es bueno tenerlo claro para no dejarnos llevar por cualquier opinión, sobre todo hecha hacia nosotros. De otro modo, en nuestra situación, podríamos seguir la corriente sobre cosas que no nos gustan, o hacer aquello que no nos apetece, simplemente por inseguridad. Podríamos dejarnos influir por una opinión desafortunada sobre nosotros, por un reproche, por una incomprensión, hecha sin licencia, y sentirnos mal por ella.

Por eso, es importante que sepamos que somos vulnerables ahora, influenciables; eso hará que lo seamos un poco menos, que hagamos más caso a lo que nosotros mismos pensamos o sentimos, que a lo que nos dicen o piensan los demás. No se trata de convertirnos en intransigentes, ni de llevar desde hoy siempre la contraria, ni de no aceptar el consejo de alguien que nos aprecia.
Se trata más bien de saber cómo estamos y valorar muy bien todo lo que nos llega.

Si no consentíamos a nuestros pensamientos tener siempre la verdad, menos se lo vamos a permitir a los ajenos. Que nos juzguen sin licencia no está consentido, sobre todo para decirnos, lo mal que lo estamos haciendo. Y sólo nosotros podemos hacer que no nos afecte, comprendiendo que no conocen la totalidad de lo que nos ocurre y por eso nos juzgan mal.

Del mismo modo, también estamos algo sensibles a las buenas palabras. Sólo como prevención, cuidado con engancharnos a alguna persona concreta que se ha dado cuenta de que nos vienen bien las buenas palabras. Hay gente, incluso colectivos, que saben aprovechar cualquier ocasión de alguien que pasa por un mal momento.

Cuanto más consciente seamos de cómo nos encontramos, mejor lo manejaremos.

viernes, 12 de junio de 2009

Un poco de claridad

Bueno, hasta ahora tenemos unas cuantas herramientas psicológicas que nos ayudan a conocer cómo funciona la mente: el pensamiento no siempre tiene razón, donde miras crece, pensamientos repetitivos...

Una base sólida, esperemos, de desculpabilización, es una enfermedad, que se padece por causas internas o externas, pero no porque nadie lo busque, sea débil, etc...quién va a querer esto??

A partir de ello y como hecho prácticos hemos (deberíamos) comenzado a cuidarnos, comer bien, hacer ejercicio, descansar y dedicarnos un rato al día a algo que nos resulte agradable y en lo que podamos concentrarnos.

Por otra parte, escribimos nuestros objetivos sobre la depresión y los vamos siguiendo de vez en cuando para notar qué cosas ya no nos pasan, o en qué hemos cambiado...conseguido algo. Siempre felicitándonos por ello y, sobre todo, siendo muy conscientes de que lo que significa es que se puede vencer, aunque sea paso a paso.

Lo último que hemos visto es que nuestro subconsciente sabe más de lo que creemos, y que si nos ponemos a anotar lo que creemos que nos pasa salen una, dos o tres causas de "lo que va mal en nuestra vida".

Bueno, nada es de la noche a la mañana y esto menos, basta con tener las ideas más claras y con ser algo más fuertes. Sería suficiente por ahora con que no llorásemos cuando no lo deseamos. O si esa fase ya esta superada, con conseguir alejar un rato la tristeza interior, el lastre que tira hacia abajo, sabiendo que hay cosas pequeñas que nos sacan de ahí y nos dejan descansar un rato.
Si vamos más adelante, si no estamos ya mal, pero tampoco estamos bien...entonces hay que hacer más caso que nunca a esas ideas escritas en papel de "lo que va mal". Y que cada uno haga su propio guiso, sin prisa, pero sin pausa.

En ocasiones hasta que uno no se libera de un gran peso, le cuesta seguir adelante, otras es posible apartar la parcela que hace daño y seguir viviendo en las otras con bastante normalidad.
También ocurre que meternos en un proyecto asequible (nada exagerado), que nos lleve un rato de trabajo cada día y mucha ilusión cada rato, es lo que hace que tiremos hacia arriba y vayan quedando atrás viejas historias. Escribir un libro (se puede), abrir un blog, aprender a pintar, hacer un curso de....hay tantas cosas. Busca la tuya, lo que te ilusiona y engánchate a ello.
De nuevo es un recurso personal, que no depende de nadie más. Son los que nos hacen falta, los propios, para poder manejar nuestra vida sin que lo externo nos afecte demasiado.

lunes, 1 de junio de 2009

un pequeño terremoto para nuestro consciente

Tengo la creencia de que un porcentaje mucho mayor del que pensamos de la gente que está triste, insatisfecha, deprimida, perdida..., en su interior sabe lo que le ocurre. O, al menos, sabe lo que querría cambiar de su vida...de forma consciente o inconsciente.

Es decir, que habría muchas menos depresiones endógenas que las que pensamos.
Y aunque no sea así, seguro que poner luz a temas que no nos gustan del todo en la vida que llevamos nos vendrá bien.
Todo lo que se pasa de la oscuridad a la luz es más fácil de manejar. Si no sabemos, no somos conscientes, no nos paramos a limpiar el trastero...no podemos ponernos manos a la obra con nuestra propia vida.

Puede que nunca nos hayan dicho que aunque durante mucho tiempo la vida fue sola, ahora nos han dejado a nosotros el volante y o lo manejamos con rigor y sabiendo hacia dónde vamos, o terminamos en la cuneta, malheridos.

Quizás, sólo sea eso lo que nos pasa. Nadie nos contó que después del colegio, los trabajos de verano, quizás alguno de ellos ahora nuestro trabajo para siempre, nuestros primero novios, quizás alguno de ellos ahora nuestro marido para siempre....etc, venía la vida de verdad. Como a todos los animales del mundo, las madres sólo cuidan a sus crías hasta que saben volar. Pero aquí, a algunos, nadie les/nos dijo...aprende a volar.
Volar es descubrir quién eres, volar es saber lo que quieres, y eso lleva su tiempo, pero hay que ponerse a ello, tengas la edad que tengas. El mejor detector de todos para averiguar quién somos es el camino del corazón. Sabes qué color te gusta y sabrías qué profesión o vocación te gusta. Y al tiempo, qué tipo de personas te gustan para compartir tu vida, tanto como pareja, como amigos...sabes quién eres, en qué te sientes tú. Ponle luz a tu interior.

Por ello te animo a que te pongas otra vez a escribir, y en dos o tres ideas, las que te salgan de repente, escribas qué crees que va mal en tu vida. Algo sale, seguro.
Qué querrías cambiar, qué querrías ser..., qué crees que te está doliendo como para que, como una piedra en el zapato, acabe haciendo una herida con el paso del tiempo y aún lo llevas puesto.
Seguramente lo sabes. Conoces qué te pasa. Hacerle frente es otra cosa, es cuestión de posibilidades que crees no existen...y sí existen, unas u otras. Es cuestión de poder enfrentarse a las propias verdades, al posible dolor, a la duda de la inseguridad temporal, pero es soy yo, no más soy aquello a lo que el río de la vida me llevó, y ahí estoy sin saber por qué.

A veces, lo único que nos pasa es que no nos dejamos ser quien somos, y eso entristece a cualquier corazón sabio, aunque nuestra mente consciente no se haya aún enterado de nada.

martes, 19 de mayo de 2009

Bucay nos entiende

Os dejo un texto introductorio de un libro de Bucay en el que comenta cómo uno se pierde en el camino, se reencuentra, trabaja dibujando su propio mapa, gracias a aprendizajes de otros y a los propios. Es un grano más, un paso más hacia el encuentro con nosotros mismos...ahora estamos algo perdidos, sin rumbo....sólo por ahora.


Hojas de Ruta:
Seguramente hay un rumbo
posiblemente
y de muchas maneras
personal y único.

Posiblemente haya un rumbo
seguramente
y de muchas maneras
el mismo para todos.

Hay un rumbo seguro
y de alguna manera posible.

De manera que habrá que encontrar ese rumbo y empezar a recorrerlo. Y posiblemente habrá que arrancar solo y sorprenderse al encontrar, más adelante en el camino, a todos los que seguramente van en la misma dirección.
Este rumbo último, solitario, personal y definitivo, sería bueno no olvidarlo, es nuestro puente hacia los demás, el único punto de conexión que nos une irremediablemente al mundo de lo que es.
Llamemos al destino final como cada uno quiera: felicidad, autorrealización, elevación, iluminación, darse cuenta, paz, éxito, cima, o simplemente final... lo mismo da. Todos sabemos que arribar con bien allí es nuestro desafío.
Habrá quienes se pierdan en el trayecto y se condenen a llegar un poco tarde y habrá también quienes encuentren un atajo y se transformen en expertos guías para los demás.
Algunos de estos guías me han enseñado que hay muchas formas de llegar, infinitos accesos, miles de maneras, decenas de rutas que nos llevan por el rumbo correcto. Caminos que transitaremos uno por uno.
Sin embargo, hay algunos caminos que forman parte de todas las rutas trazadas.
Caminos que no se pueden esquivar.
Caminos que habrá que recorrer si uno pretende seguir.
Caminos donde aprenderemos lo que es imprescindible saber para acceder al último tramo.

Para mí estos caminos inevitables son cuatro:
1 / El camino del encuentro definitivo con uno mismo, que yo llamo
El camino de la Autodependencia.
2 / El camino del encuentro con el otro, del amor y del sexo, que llamo
El camino del Encuentro.
3 / El camino de las pérdidas y de los duelos, que llamo
El camino de las Lágrimas.
4 / Y el camino de la completud y de la búsqueda del sentido, que llamo
El camino de la Felicidad.

(Estos son cuatro libros suyos...por si a alguien interesan, pero no es la cuestión de este post, sino su mensaje)


A lo largo de mi propio viaje he vivido consultando los apuntes que otros dejaron de sus viajes y he usado parte de mi tiempo en trazar mis propios mapas del recorrido.
Mis mapas de estos cuatro caminos se constituyeron en estos años en hojas de ruta que me ayudaron a retomar el rumbo cada vez que me perdía.
Quizás estas Hojas de Ruta puedan servir a algunos de los que, como yo, suelen perder el rumbo, y quizás, también, a aquellos que sean capaces de encontrar atajos. De todas maneras, el mapa nunca es el territorio y habrá que ir corrigiendo el recorrido cada vez que nuestra propia experiencia encuentre un error del cartógrafo. Sólo así llegaremos a la cima.
Ojalá nos encontremos allí.
Querrá decir que ustedes han llegado.
Querrá decir que lo conseguí también yo.
JORGE BUCAY

Como véis, todos nos perdemos de vez en cuando...la cuestión es buscar el camino en nuestro interior, hacia aquél que somos. Estamos ahí dentro, puede que hoy nos sintamos un niño que no sabe andar, pero al final echaremos carreras, sólo por divertirnos, todos juntos. Y como él dice, será señal de que todos hemos aprendido a andar.

lunes, 11 de mayo de 2009

Objetivos siempre presentes


Una vez escribimos nuestros objetivos respecto a la depresión. Es bueno que no los olvidemos y que vayamos incluso echándolos un vistazo de vez en cuando y anotando en cuáles hemos mejorado. Algo habrá cambiado con todo este conocimiento y trabajo. O estamos tristes menos veces o menos tiempo, o de vez en cuando nos sale una carcajada, aunque el lastre de fondo o el aturdimiento persistan, o hemos conseguido momentos sin rumias mentales, de concentración en algo concreto.


Puede que simplemente hayamos ordenado la casa algunas o todas las veces que nos lo hemos propuesto. Cada uno tiene sus objetivos. El mero hecho de intentarlo ya debemos anotarlo en el lado de los logros, ya que hacer cualquier esfuerzo ya era difícil al principio.

Es bueno anotarlo porque nos hace más conscientes de ello. La memoria es selectiva y olvida. Dado lo mucho que cuesta avanzar, merece la pena tenerlo presente, incluso, como hemos comentado alguna vez, premiárnoslo. Comprarnos algo que nos identifique con el logro, comer fuera, hacer algo inusual, sencillo, pero que nos guste mucho, lo que sea, pero no dejar pasar los avances como si tal cosa.

Las personas cercanas también son importantes en este sentido. Si son las adecuadas, si nos quieren de verdad, si comprenden lo que nos ocurre y ven nuestro trabajo diario, se alegrarán con nostros. Es positivo tener testigos de nuestro avance, no ir solos, aunque todo el trabajo sea nuestro, compartirlo puede ser todo un alivio y satisfacción.

lunes, 4 de mayo de 2009

el descanso y los momentos placenteros

Más medicina para mejorar, cosas que nos sientan bien y debemos tener muy en cuenta. Dar los pasos adecuados, también para nuestro físico y nuestro ánimo, es muy importante, como haríamos con cualquier otra enfermedad.

Todos sabemos que la persona deprimida se encuentra altamente cansada, practicamente siempre. Eso es porque tiene un desánimo grande. Es decir, uno no lucha cuando cree que no tiene sentido, se deja caer, o cuando no sabe hacia dónde. Uno no arregla, no combate, no cambia cuando su convencimiento está en que no hay solución, aunque en este caso no sepamos ni para qué no hay solución porque a veces la desorientación es alta.

Aquí luchamos por todo lo contrario. Por no darle nuestro cuerpo y nuestro ánimo en regalo a algo que se alimenta de ello.
Aquí luchamos, aprendemos, practicamos, nos ponemos fuertes, y puede que el virus esté aún ahí, como el que tiene un malfuncionamiento en otras cosas, pero no se lo vamos a poner fácil, vamos a andar hacia la libertad y la alegría en toda la medida que nos sea posible, cada vez más.

La depresión también cansa porque en realidad estamos en un combatiente estado interior continuo, rumias mentales, dudas, intentos, análisis de motivos y situaciones sin descanso, etc. Por eso cansa, porque en realidad trabajamos mucho, por eso hay que parar el pensamiento, por eso hay que concentrarse en cosas ajenas a ello, y practicar cada vez más; fortalecernos.

También debemos saber que el cansancio deprime. Así que debemos cuidar de nuestro sueño y de nuestra tranquilidad. Es positivo dormir entre siete y nueve horas al día. Y al igual que comprendemos que dormir menos nos tendrá sin energía: nos deprime, también debemos saber que dormir más de ese tiempo diario no es positivo para nuestro organismo, que se aletarga y cae en un estado de desorientación extraño.

Comiendo bien, haciendo ejercicio, descansando lo necesario, ni más ni menos, y parando el pensamiento, estaremos mucho mejor. Sobre todo, seremos conscientes de que hacemos cosas positivas por nosotros mismos.

Si, además, nos buscamos, voluntariamente, momentos tranquilos y positivos cada día, por prescripción facultativa...aún será mayor nuestro bienestar interior. Obligados momentos de lectura en un entorno agradable, si es posible en un jardín, parque o terraza, con un sol de horas no calurosas o con un olor agradable, o con una música tranquila que nos guste, mejor aún. Tampoco hace falta llenarnos de estímulos, el punto correcto está, exactamente, en lo que mejor nos haga sentir. También puede ser un rato de paseo o de coser si es que nos gusta, o de fabricar una maqueta, temas que requieren nuestra absoluta atención, que nos relajan y nos motivan; nos proporcionan satisfacción.

Con todo esto estamos llenando nuestra vida de cosas que nos convienen, que nos ayudan, que nos hacen sentir bien y, sobre todo, que sólo dependen de nosotros.
Maravilloso, ¿no? Hemos encontrado formas en las que sentirnos bien sólo depende de nosotros.

miércoles, 22 de abril de 2009

Nos ponemos en marcha


Bueno compañeros de fatigas, nos ponemos en marcha.

Hemos necesitado comprender que esto es algo externo a nosotros para situarnos en posición de poder luchar contra ello.
Luego, tuvimos que conocer herramientas psicológicas y personales, en principio en la teoría, pero como son ciertas y útiles, y aunque no haya sido posible en cada uno desarrollarlas todas, ni al 100%, están ahí, quedan ahí. Se trata de saber que existen y en distintos momentos, según la evolución de cada uno, irán viniendo a nuestra memoria como posibilidades, como vías de camino adelante, irán cogiendo sentido y práctica, realidad en nosotros.

Ahora, con toda esa nueva mentalidad y mochila de posibilidades y fortalezas, nos ponemos a andar. Lo primero que hay que saber es que es más difícil avanzar encontrandose débil. Cuando uno tiene un caso de mobbing, por ejemplo, lo primero que le dicen es: mejore su salud, luego mejore su equilibrio interno, luego arregle, disuelva o enfrente la situación laboral y en último lugar arregle la situación legal. Es decir, es necesario ser fuerte en algunos campos para poder llegar a los siguientes.

Siempre, el primer paso es la salud física, junto con esas herramientas que ya conocemos y que iremos acoplando como parte nuestra, poco a poco. Será una retroalimentación.

Así que, desde hoy vamos a hacer ejercicio cada día. A ser posible al principio de la mañana (puede que estés de baja o sin trabajar), otros horarios también son buenos, el caso es hacerlo. Esto activa el cuerpo, despeja la mente, concentra, da vitalidad. Es una especie de arranque del motor, de todos los motores que nos conforman. Que sea algo que te guste, lo más completo posible y, si puedes, o te encuentras para ello, en grupo. Así, te verás obligado a no dejarlo. Cuesta más ser continuo en algo que se hace solo. Apúntate a clases de natación, aerobic, lo que sea, algo activo. Y ve todos los días.

Además, comienza a tomar vitaminas, las populares, las normales, con ginsen, con jalea real...esas cosas que nos ayudarán a aportar lo que nos falta, un paso más.

Aliméntate bien, sé que esto de comer bien suena a tópico, pero es que es fundamental, por varios motivos. Para estar fuerte hay que estar saludable, comidas ricas en todos los componentes posibles, con horarios adecuados, satisfactorias y disfrutables, estamos curándonos, así que dediquémosle su tiempo. En segundo lugar, uno se siente bien cuando hace las cosas bien. A todos nos gusta sentir que nos alimentamos adecuadamente, y puede que gracias a ello nos acerquemos al cuerpo que nos gusta, uno normal y saludable. Por últimos, estaremos cuidando de nosotros mismos al hacerlo, eso es un modo de querernos, de reacostumbrarnos tanto a hacer las cosas bien, como a tenernos en cuenta, a mirar hacia nosotros.

Así que, de momento, ejercicio, vitaminas y alimentación sana. Si además eres afín a la meditación o el yoga, un rato al día te vendrían fenomenal. Mejorarán tu concentración, y tu pensamiento positivo.

A ponernos fuertes, ahora por fuera, pero todo está relacionado...

martes, 7 de abril de 2009

Levantate y anda

Muchas veces, mientras me encontraba mal, me sentía como llevada por la corriente de un río, yendo de una orilla a otra, chocándome con las piedras del fondo, haciéndome daño, sin saber, realmente, a dónde me dirigía.

Esta sensación me daba mucha inseguridad, era como no saber si al día siguiente me iba a encontrar bien o mal, en qué orilla del río estaría, si habría alguna piedra desconsiderada o inoportuna que me destrozase las costillas en esa bajada desconcertante y descontrolada por una corriente que no era la mía, y de la que no me podía librar...la del incomprensible río en que vivía, sometida a él.

Además, tenía la seguridad de que sería realmente profundo, de que lo mejor era mantenerme haciendo el muerto, mirando hacia arriba para poder respirar, mientras era llevada por la corriente.

...

Cuando ya no estaba dentro del río, cuando por fin me puse de pie para dejar de ser llevada por algo que yo no manejaba, y empezar a tomar las riendas de mi vida, cuando comprendí que soy la mayor responsabilidad que tengo, y que lo que sea de mí sólo depende de mí, cuando comencé a andar por ese río, yendo exactamente hacia donde yo decidía ir, me di cuenta de que no cubría en absoluto. El agua me llegaba a los tobillos, sólo hasta ahí. Nunca me había levantado por miedo a lo desconocido, a lo que creía gigantes y no molinos.
Por fin yo manejaba mi vida, no sin algún tropiezo, pero pudiendo mirar al horizonte y eligiendo en qué dirección andaría. A ratos, me recordaba tumbada en el río muerta de miedo, creyendo que aquello era imposible de salvar.
Ahora, con el agua en los tobillos, sabía que nunca más volvería a sentirme así.

Algo en mi interior me dice en cada río al que temo: Levántate y anda...

viernes, 20 de marzo de 2009

El tercer escalón

Vamos a hacer una segunda parada, sólo por recopilar. Empezamos el tercer escalón, que no se va a distinguir tanto del segundo en contenidos. Sin embargo, es bueno parar, mirar hacia atrás y recopilar lo que ya sabemos. De otro modo uno se pierde en la niebla del tiempo, sin tomar conciencia de que sí han cambiado algunas cosas.

El primer escalón fue darnos cuenta de algo clave para poder curarnos:
- De la depresión se sale.
- Soy alguien enfermo, no alguien débil.
- De lo que no soy culpable.
- Es una enfermedad, no una excusa, no podemos "no hacer nada al respecto".
- Al menos declarémosle la guerra.
- Algo más que medicinas. Puedo hacer algo más que soportarla.
- No es tan importante el motivo concreto. Lo importante es querer salir.

Todo esto nos ubicaba en el punto que hace posible empezar a luchar, creer que se puede vencer, no sentirse ni el culpable, ni el error, ni víctima de algo invencible. Creer que se puede es fundamental, como decíamos. Decide salir de ahí cuanto antes.

El segundo escalón son algunas herramientas sobre el lugar donde se desarrolla esta enfermedad invisible: nuestro interior, que debemos conocer cuanto más mejor, para poder dominar el terreno de la batalla: nostros mismos. Estos eran sus contenidos.

- Cuidarnos, preocuparnos por nosotros, querernos, arreglarnos, darnos cosas agradables.
- Llevas gafas ocuras, ahora nuestro entorno sabe cómo nos sentimos, lo que nos y les ayudará a comprender. Nos hemos distanciado de la realidad de forma inconsciente, no nos llegan los estímulos. Ahora sabemos y saben lo que ocurre. Estamos poco conectados con el mundo.
- Conectarse a uno mismo. Debemos buscar el camino que nos une a nosotros de nuevo: cosas que nos agradan, en las que volvemos a sentir, y también introducirnos en nosotros y buscar dónde estamos, entrar en nuestro interior y buscarnos, estamos ahí. Todo contacto con lo que somos, todo lo que nos calma y hace sentir bien, es el camino a seguir y repetir, por el que debemos andar.
- Reconócete los logros. Cualquier pequeño avance en cualquier sentido es bueno aplaudírnoslo. Seamos justos con nosotros, no nos saquemos las faltas, sino los avances.
- Hemos acorralado a los pensamientos repetitivos, todo lo que se lleva al conocimiento, se reduce. Ser conscientes de nuestras rumias mentales, nos las hace más dominables. Sabemos que las tenemos, con ejercicios de concentración en cualquier otra cosa, van desapareciendo...pero hay que trabajar, no te dejes, que sabemos que cuesta mucho, pero quieres curarte, no?
- hola depresión, soy más fuerte que tú. Se trata de que nuestra voluntad, igual que hacíamos con los pensamientos, se vaya anteponiendo a la fuerza hacia abajo que nos ejerce la depresión. Se trata de levantarse y andar, a pesar de no tener ganas, se trata de recoger, de leer, de, a base de voluntad, escapar de las redes de la depresión. Porque, como decía el texto de Bucay, a veces creemos que será imposible escaparnos de esa estaca que en realidad es mucho más pequeña que nosotros. Y ese convencimiento nos hace no movernos, no intentarlo.
- Nuestro pensamiento no siempre tiene razón. Pensamiento no es igual a verdad. No tiene por qué ser cierto que nos va a salir mal, que no valemos, que no vamos a encontrar trabajo, etc. A lo mejor estoy más triste porque creo que si lo pienso es cierto.
- Algo que ayuda mucho es escribir nuestros objetivos respecto a la depresión. Saber qué queremos conseguir exactamente, así tendremos más claro en qué sentido esforzarnos, qué cosas trabajar.
- Donde miras crece, no lo olvides. Un modo de desarrollar las cosas positivas es elegir en qué nos fijamos, en qué pasamos el tiempo y el esfuerzo. Elige a qué dedicas tus pensamientos, tus sentimientos, tu día. Si es a cosas positivas y agradables tendrás cada vez más ratos de conexión contigo, de victoria, de no estar mal. Educa a tu pensamiento, párale cuando te hable mal de ti.
- NO vayas en pijama por la calle. Te dará fortaleza no aparecer siempre como el patito feo ante los demás y saber que puedes elegir no tener que encerrarte.
- Fortalece tu musculatura interior. Al igual que el cuerpo en un gimnasio, nuestro caracter o interior se puede trabajar, ejercicio a ejercicio. Todas las partes de nuestro ser son igual de importantes y de moldeables. Hazte fuerte, es muy recomendable.

Ya tenemos un montón de pistas para trabajar con ellas, para subir ese segundo escalón que nos da conocimiento sobre nosotros mismos y capacidad de saber que se le puede ir venciendo, que se puede ir avanzando. No ceses en la lucha, es lenta pero es segura, mientras tengas claro que quieres salir de ahí.

Vamos a por el tercer escalón.

Fortalecer nuestra musculatura interior


Tenemos que ser conscientes de algo que es poco conocido, hoy por hoy. No sólo se puede ejercitar y fortalecer nuestro físico, también es posible trabajar nuestros músculos interiores. Sí que podemos constatar que en épocas de nuestra vida nos hemos sentido más "fuertes", seguros, firmes...que en otras, es decir que sí que hemos estado más en forma unas veces que otras, "por dentro". Eso demuestra que, efectivamente, existe una musculatura interior, de carácter, podríamos decir.

La clave está en saber cuáles son esos músculos de dentro, los que no se ven, en los que se apoya nuestra personalidad y nuestras actuaciones diarias. Pues bien, eso depende un poco de cada persona. Cada uno tiene que trabajar más una parte u otra de su "cuerpo". Unos quieren sacar gluteos y otros creen que ya tienen bastante, otros tienen fuerza en los brazos, pero no en los abdominales...es decir, cada uno se conoce y sabe qué parte prefiere fortalecer de sí mismo. Tampoco hay un patrón de perfección. Ni un brazo enorme ni uno flaco es lo ideal. Hay que tener en cuenta qué le gusta más a cada uno. Todo está bien, mientras a ti te parezca bien.

Con nuestra personalidad pasa igual, cada uno trabaja lo que cree necesario. Las claves, los músculos, las zonas de trabajo son: la voluntad (fuerza de), la serenidad, la paciencia, la capacidad de reflexión, la capacidad de empatía, la tolerancia a la frustración (reacción ante lo no conseguido), la fe en uno mismo, la fe en los demás, la capacidad de lucha, la asertividad (o capacidad de decir lo que sientes con tranquilidad y sin apabullar), la organización personal, etc, etc. La lista es tan larga como la de nuestros músculos anatómicos.

Todo eso se puede trabajar, se puede fortalecer, poco a poco, como todo. A cada uno le vendrá bien una cosa, o dos, o diez. A cada uno le correrá más prisa algo... lo importante es ser conscientes de que se puede fortalecer nuestra "musculatura interior".

Muy importante: saber esto no significa sentir que somo débiles porque no tenemos algo desarrollado o porque EN ESTOS MOMENTOS no nos sentimos Sansón. No perdamos de vista a los mensajes que nos enviamos. Acaso alguien acusa a una persona por ser delgada? Acaso un joven normal no ha llegado a ser un fortachón, precisamente por lo que se ejercitó por encima de otros muchos que no trabajaron tanto, aunque tenían mejor base muscular? Acaso a alguien que está flojo por haber pasado una enfermedad le hace alguien sentir culpable por tener que ir a rehabilitación? Pues no nos lo hagamos nosotros. Hemos descubierto una herramienta, el paracetamol, las galletas para diabéticos, algo así, no una forma de echarnos tierra encima.

Esto es un reto, una gran posibilidad, en realidad lo es para cualquier persona y en cualquier situación. En épocas de la antigüedad como en la gran Grecia, Esparta o en el Antiguo Egipto se enseñaba a las personas a trabajar su interior, a la vez que su cuerpo. Todo nuestro ser es igual de importante.

¿Cómo lo hago? De momento, sigue tomando conciencia de lo que lees, de lo que quieres y de lo que es posible. Todo va quedando en ti y haz ejercicios hacia lo que deseas, hacia la concentración, como hemos explicado, hacia la capacidad de trabajar...ponte a ello, es el modo más sencillo de empezar, ejercítate. Lo más importante es que irás cogiendo confianza en que se puede ir hacia donde quieres, basándote en tu voluntad. Hay que trabajar, querer y creer en ello.
Sé que son ideas nuevas muchas de estas. Según vayan calando en ti, serán más posibles: Puedes trabajar tu musculatura interior, puedes ser tú pero más moreno, sin canas, con lentillas, con ropa más moderna. ¿A que eso ni te lo pensarías para mejorarte a ti mismo? Pues también puedes ser más tranquilo, más paciente, más comprensivo, más animado, más templado, más lo que quieras.

A ponerte guapo, desde dentro.

viernes, 13 de marzo de 2009

un rayo de luz

Este texto ha llegado como comentario, pero creo que tiene la importancia suficiente como para tener un post propio. Enhorabuena Cocol.
-----------------------------------------------------------------------------------------
Necesito contarlo porque seguro que servira a alguien. En el mes de Septiembre de 2008, empeze a sentirme nuy mal, me dijo el medico que era ansiedad, me mando medicacion , me la tomaba y cada dia me ponia una careta nueva para que nadie lo notara, mis padres, mis hermanos, marido, el trabajo, cada vez iba a peor, siempre lo achacaba al cansancio, puesto que mi vida se suponia perfecta : 33 años, ejecutiva, una casa de revista, un marido fantastico, una familia maravillosa. Que podia tener?.
El 27 de Octubre, cai redonda al suelo,tenia mas de 170 pulsaciones al corazon, a partir de ahi empezo lo peor de mi vida, como yo le llamo me entro cancer en el alma(depresion), medicos y mas medicos, pruebas, no podia asumirlo, me queria negar que yo pudiese tener esa enfermad, fui al psicologo, a un psiquiatra a otro, el de la mutua me dijo que jamas me curaria, me converti en un fantasma, no hablaba, no salia a la calle, siempre en la cama, todo el dia llorando, volvi a vivir con mis padres, me converti en practicamente un bebe, adelgaze muchisimo, mis hermanos casi no me reconocian, ya se que es muy triste pero muchos de ustedes me comprenderan. Como de ser una persona autosuficiente, independiente, pasar a no poder bajar siquiera la escalera de mi casa.
Me cambiaron muchas veces el tratamiento, y nada decian que era quimico, y hace dos meses ocurrio lo peor, me intente suicidar con pastillas cuando llego el 112 yo estaba ya practicamente en coma, no sabian si viviria o no, sobrevivi, pero dicen que fue un milagro. Cuando desperte me senti todavia peor, cada dia recordaba que me tenia que haber muerto, retrocedi muchisimo, hasta que vi las lagrimas de mi madre pidiendome por favor que no lo volviese a hacer(jamas habia visto a mi madre asi), empece a reaccionar, y tb a asumir la enfermedad que tenia y no avengorzarme de ello, porque ese era mi principal problema, asumir que yo era vulnerable como cualquier persona y podia enfermar, poco a poco cuando alguien me preguntaba como estaba, yo reconocia mi enfermedad pero no dando pena sino como cualquier otra persona puede hablar de algun tema, empece a salir con mucho esfuerzo pero lo hacia, me volvi a interesar por la moda , una de mis pasiones, me arreglaba aunque fuese a comprar el pan, ademas aparecio en mi vida mi hado madrino el Dr Hijazo quien ha conseguido dar con el tratamiento eficaz, hace un mes me dijo que viviese simplemente y siguiese con una nueva medicacion, eso he hecho y poco a poco lo estoy consiguiendo el viernes pasado fui a la peluqueria, y hoy me he comprado un traje de flamenca, y sobretodo volvi a mi casa de casada a pasar el fin de semana, se que todavia me queda mucho por luchar , tomar la medicacion , que habra dias que no estare tan bien, pero se positivamente que ahora mi cristal de mi vida ya no es negro ni gris sino de un tono rosado.He aprendido algo a tener paciencia que antes no tenia, a ser mejor persona, a ser menos materialista y sobretodo a quererme a mi misma. Ah se me olvidaba! Ayer la mutua me dio el alta, ya estoy apta para trabajar, pero mas que nada estoy superpreparada para VIVIR.
Espero que os haya ayudado, que si que se consigue.
Un beso enorme a todos
COCOL

martes, 3 de marzo de 2009

No vayas en pijama por la calle

Una de las peores cosas por la que pasa la persona deprimida es sentirse mal en ambientes en los que necesita estar bien. No quiere tener mala cara en el trabajo, que le noten mal otra vez, no quiere asustar a sus hijos o a sus padres, no quiere amargar la comida a nadie... Las celebraciones o fechas señaladas son aún más fastidiosas porque te recuerdan que "deberías estar bien".

Hay cosas que dan aún más fuerza a la depresión, en lugar de a nosotros. Una de ellas es hablar y hablar del tema con los que nos rodean que, si no son muy cercanos, pueden apartarse un poco incluso, por no escuchar lo mismo otra vez. También lo fomenta el que en nuestro ambiente laboral o social (no en el íntimo) sepan que estamos mal. Si la gente cree que estás bien, te verá más normal de lo que crees. Además, con ello te obligas a ti mismo a sostener el tipo, que es algo beneficioso para tu imagen propia y ajena y para tu fortaleza personal.

A nadie le gusta que le señalen. No te dejes caer en cualquier lugar, en cualquier ambiente, ante cualquier observador. Para eso están tus personas cercanas. No favorece el típico comentario de "ella está mal" o "ya sabes cómo es él" y, desgraciadamente, eso es lo que escucharás en esta cultura negativa extendida sobre la depresión.

Por eso, hazte fuerte, y practica en elegir los momentos y lugares en que uno puede relajarse en este sentido. Piénsalo, todo es educable. Del mismo modo que no irías a trabajar, al médico, o simplemente a la calle, en zapatillas y pijama, también puedes, incluso debes, por ti mismo, porque te debes respetar para que lo hagan otros, evitar ir con tus peores galas emocionales por cualquier sitio.

Sé que hoy puede parecerte que uno está mal cuando toca, y lo sé, lo tengo claro. Pero también sé que uno puede hacer crecer la dignidad personal y decirse: "no vuelvo a llorar en el trabajo", por ejemplo. Se puede llegar a cambiar la cara, a cortar con la situación, poco a poco te vas dando fuerza a ti mismo. Donde miras, crece, no? Pues si es necesario empieza a pensar cosas positivas delante del espejo hasta que salgas adelante de esa situación. Sabes que no quieres que te vean tus hijos, tus compañeros...pues vete al baño, lávate los ojos y sonríe, aunque sea de mentira; y anda hacia delante. Y si alguien te comenta sobre tu mala cara, responde: es que he dormido mal, nada más, los días que van pesando... La mayoría de la gente lo tomará como cierto y te dejará en paz, y tú podrás seguir adelante más tranquilo, sin miradas en la nuca.

El ser humano es mucho más fuerte de lo que cree, tú incluido. Lávate la cara y sigue adelante (habrás salvado esa situación que de otro modo te habría hecho sentir aún peor). Cuando tengas un rato tranquilo, ya llorarás, ya pensarás, ya descansarás...o quizás no, quizás te digas: qué bien lo he hecho hoy.

Puede que esto suene un poco brusco según cómo te encuentres, pero es una buena pista. Es algo a lo que agarrarte, es algo más, una tirita más, vitamina C para tu gripe emocional. Los mensajes quedan ahí para cuando los vayas necesitando, tirarás de ellos a su tiempo.

Y es que no hay pócima mágica, lo que hay son ganas de salir de ahí, aunque sea por rabia, aunque sea por no perder lo que quieres, aunque sea sin fuerza. Lo que hay son pistas que nos llevan a ir cambiando la forma en que nos vemos, a creer en nosotros, ya que una vez consigamos poner el motor en marcha, su fuerza es infinita.

lunes, 2 de marzo de 2009

Remando al viento


"He llegado a la aterradora conclusión de que yo soy el elemento decisivo. Es mi enfoque personal el que crea el clima. Es mi humor diario el que determina el estado del tiempo. Tengo un gran poder para hacer que mi vida sea triste o alegre..."

Este texto de Goethe me ha recordado que existe la grava y que sé lo que provoca en mi piel rasgada por ella.¿Quién no se ha sentido alguna vez remando al viento o más bien, guiado por su antojo, con la sensación de que nuestra barca unas veces avanza, pero otras se aquieta y otras tantas permite que el mar y el aire jueguen con ella, obviando el esfuerzo perenne de nuestros humanos brazos internos? Es entonces cuando recuerdas tu piel rasgada por la grava, manchada en rojo y negro. Aun así, comprendes que continuas flotando, respirando, que debes seguir luchando.Son momentos, son verdades que hablan de media luz, de soslayos, de zozobras, de sombras, de me toca, de es la vida, de ahora entiendo..., tan reales y tan nuestras como los más sublimes brillos.

Recordar es mi ungüento más fiable para semejantes instantes o eternidades.
Recordar, cachorro, que lo sigues siendo, por puro, por limpio, cuanto más adentro.
Recordar, gran parra, que existe la poda, para no temerla si insiste en su intento...
en abril vencerán tus brotes de nuevo.
Recordar que un día no supiste andar, ni hablar, ni correr...
el próximo paso: limpiar las heridas de sangre y de grava; aprender a ser."

jueves, 26 de febrero de 2009

donde miras crece

Especialmente para Cesar, seguidor asiduo de este blog y un ganador inconsciente de pequeñas batallas.

Ahora, olvida lo mal que estás, aunque lo sigas estando, aceptalo como el que tiene una gripe, y hazle el menor caso posible. Donde miras crece, decía una amiga mía. Y es cierto, recuerda cómo podemos afectar a lo que pensamos y a cómo nos sentimos. Si pones mucha atención en algo, ese algo parece mayor, parece insalvable. Si dejas de pensar en ello y miras hacia otro lado, hacia otra cosa que sea más agradable, en ti irán apareciendo sentimientos también agradables.
Si te ha salido mal un informe o un plato cocinado, y piensas, ¡qué mal! me ha salido fatal, con la ilusión y el trabajo que le había puesto...acabarás diciéndote ¡si es que soy un desastre! o ¡si es que no valgo para esto, está claro! o lo que es peor ¡si es que no valgo para nada!
Todos esos pensamientos los has generado tú, lo único que ha ocurrido es que un trabajo no ha salido, no tiene por qué tener que ver con el resto de asociaciones. No sigas por ahí, corta esas corrientes de pensamientos negativos y genera otras. Se puede; tu voluntad de Ser está por encima de tu herramienta pensamiento, acuérdate y comprúebalo con esto también.

Por tanto, si dejas el informe o el plato a un lado y paras tus pensamientos negativos, de sopetón, adrede, te encontrarás más tranquilo (hay un hueco de pensamiento repentino y calmado al que no estás acostumbrado).
Y si además te dices -ha sido una casualidad, le puede pasar a cualquiera, a la próxima me saldrá mejor, no era tan sencillo o no tiene importancia- y te pones a hacer otras cosas, algo relajante como escuchar música o algo agradable como estar con tus hijos, o un trabajo de otro tipo, verás cómo empiezas a sentirte mejor. Donde miras crece, aquello a lo que haces caso se agranda como la levadura en los bizcochos. Si te fijas en lo bueno, te dedicas a lo agradable, te sientes mejor que si te fijas, y te fijas y te fijas en lo que falla...o crees que falla (ya no dejemos pasar que puede ser un pensamiento equivocado).

Esto es un mecanismo a aprender, como todo en la vida, como montar en bicicleta, como aprender a leer o a nadar. Al principio parece imposible, pero al tiempo vas conociendo los mecanismos erróneos aprendidos con los que funciona tu mente y, en consecuencia, tus emociones, y les acabas enseñando a ser productivos, positivos, más justos contigo, posiblemente.

Elige aquello en lo que te fijas con cuidado, ya que crecerá. Elije cómo te vas a sentir, al menos a ratos. Ejercítalo, estamos hablando de mejorar tu calidad de vida. Que cuesta, pues claro, pero que es factible, también.

Eres alguien complétamente válido, completamente normal y lleno de encantos y posibilidades. Todos los somos.

Escribe tus objetivos respecto a la depresión

Algo que funciona bastante bien, en este pequeño caos interior en que uno se encuentra, es escribir lo que desearíamos conseguir. Hacerlo de un modo claro, con ideas más bien cortas, aunque te pongas alguna aclaración al lado. Necesitamos cosas que nos dejen ver lo más nítido posible lo que querríamos alcanzar. Quiero estar así, dejar de hacer esto, poder hacer esto otro, y lo que se te ocurra. Aunque en estos momentos te parezca difícil, incluso imposible, tú escríbelo.

Puede que te ayude escribir una gran parrafada primero soltando todo lo que te pasa, escribir aclara y nos acerca a nosotros mismos más de lo que creemos. Al papel se lo podemos contar todo, no se va a quejar, ni le va a parecer mal; en realidad, es un gran amigo nuestro. Pero, una vez más tranquilo, una vez soltado todo, perfila lo escrito en unos objetivos claros a conseguir.

Unos ejemplos podrían ser: me gustaría llegar a no llorar, no sentirme mal en las reuniones de amigos, poder concentrarme, poder leer, poder hablar de otra cosa, no tener pensamientos recurrentes, no tener que disimular buena cara en el trabajo, sentirme fuerte, ordenar la casa...ponlos en un poster o cartulina o folio con frases de distintos tamaños según lo importantes que sean para ti, o todos seguidos, pero que se vean bien, que tengamos muy claro hacia dónde vamos. Ser consciente de ellos ya es bastante, tenerlos delante los hace pequeños, dominables y posibles.

viernes, 13 de febrero de 2009

nuestro pensamiento no siempre tiene razón

Recuerdo muchas cosas que me parecieron sorprendentes la primera vez que las escuché, como que los pensamientos no tienen por qué tener razón.

La idea original de todos nosotros es que hay cosas fijas y que son como son. Es lo que se suele creer sobre lo que pensamos. Si lo pensamos, lo pensamos y punto. O si lo sentimos, lo sentimos y punto. Qué hay más cierto que lo que sentimos o pensamos?

Pues resulta que no es así, no tiene por qué. Cabe la posibilidad de comprender al pensamiento, incluso a lo que sentimos, como herramientas de algo que está por encima de ellos, ese algo somos nosotros, lo que queremos ser, nuestra voluntad de ser.

Voy a intentar explicarlo mejor porque me resultó algo tan útil que merece la pena. Una vez me decidí a superar o poner todos los medios posibles para sufrir menos algo que me hacía polvo, como era la depresión; una vez comprobé que podía ir saliendo poco a poco de los estados catatónicos en los que te crees vencido, a base de concentración en otra cosa, de liberación de pensamientos repetitivos, de momentos de tranquilidad, y de convencerme, en consecuencia, de que podía ir haciendo cosas con las que vencer y SALIR DE AHÍ, entonces descubrí esto.

Para comprenderlo mejor, recuerda que, en ocasiones, pensamos que algo es de un modo (esto es bueno, esto ocurrió así, ella lo hizo por esto, etc.) y, al poco, con un pequeño dato más, cambiamos de idea (resulta que eso no era así, era de otra manera); eso nos ha ocurrido a todos.
Es decir, los pensamientos no siempre tienen razón, no tienen por qué ser ciertos, tampoco cuando hablan mal de nosotros mismos. Los pensamientos no son algo rígido, ni son lo más poderoso de nosotros, aunque nos acompañen mucho. Pero no somos nosotros, sino una herramienta nuestra, como nuestros brazos o piernas.
El pensamiento no es fijo, absoluto, ni tiene por qué tener razón. Qué lo varía? pues normalmente la información que tenemos de las cosas, pero también podemos ser nosotros mismos los que lo variemos, simplemente considerando la posibilidad de que no sean ciertos. Eso ya nos relaja. Pensamiento no es igual a verdad. Si no, no cambiarían nunca y serían los mismos en todas las personas...

Si pienso que no voy a conseguir trabajo por cómo estoy, no tiene por qué ser cierto. Si pienso que aunque me arregle no voy a estar bien, no tiene por qué ser cierto. Si pienso que es una tontería intentarlo porque nunca me curaré, no tiene por qué ser cierto.

Si pienso que no valgo, que no puedo, que hay un error en mí, puede que me falten datos, que esté equivocado. A lo mejor pienso así como consecuencia de mi tristeza, o a lo mejor estoy más triste porque creo que si lo pienso es que es cierto. Todo esto te da posibilidades, caminos, y fuerza para salir adelante.

Y si empiezo a pensar que no hay ningún error en mí?. Y si yo empiezo a pensar que sí puedo?. Y si empiezo a pensar que sí valgo, y si empiezo a pensar que los mensajes negativos que me lanzo no tienen por qué ser así?.
Desde hoy, cabe la posibilidad de que no sea cierto que no valgo, que no llego, que no puedo...

jueves, 5 de febrero de 2009

Un texto sugerente

...después de su actuación el elefante siempre permanecía atado a una pequeña estaca clavada en el suelo con una cadena que aprisionaba una de sus patas.
Sin embargo, la estaca era sólo un minúsculo pedazo de madera apenas enterrado unos centímetros en el suelo. Y, aunque la cadena era gruesa, me parecía obvio que un animal capaz de arrancar un árbol de cuajo con su fuerza, podría liberarse con facilidad de la estaca y huir.
El misterio sigue pareciéndome evidente. ¿Qué le sujeta entonces? ¿Por qué no huye?
Cuando tenía cinco o seis años yo todavía creía en la sabiduría de los mayores. Pregunté entonces a un maestro, un padre o un tío por el misterio del elefante. Alguno de ellos me explicó que el elefante no se escapaba porque estaba amaestrado. Hice entonces una pregunta obvia:"si está amaestrado, ¿por qué lo encadenan?".
No recuerdo haber recibido ninguna respuesta coherente. ...Hace unos años, descubrí que, por suerte para mí, alguien había sido lo suficientemente sabio como para encontrar la respuesta:

El elefante del circo no escapa porque ha estado atado a una estaca parecida desde que era muy,muy pequeño.

Cerré los ojos e imaginé al indefenso elefante recién nacido sujeto a la estaca. Estoy seguro de que, en aquel momento, el elefantito empujó, tiró y sudó tratando de soltarse. Y, a pesar de sus esfuerzos, no lo consiguió, porque aquella estaca era demasiado dura para él.
Imaginé que se dormía agotado y que al día siguiente lo volvía a intentar, y al otro día, y al otro... Hasta que, un día, un día terrible para su historia, el animal aceptó su impotencia y se resignó a su destino.
Ese elefante enorme y poderoso que vemos en el circo no escapa porque, pobre, cree que no puede...

Tu única manera de saber si puedes conseguirlo es intentarlo de nuevo poniendo en ello todo tu corazón...

Del libro "Déjame que te cuente", de Jorge Bucay.

A lo mejor, hoy somos otro, más grande, pero creemos que no podremos. A lo mejor, nuestro tamaño es mayor que el de la estaca a la que nos creemos atados sin remedio.

lunes, 2 de febrero de 2009

hola depresión, soy más fuerte que tú


Ya nos hemos dado la oportunidad de quitarnos la culpa de lo que nos ocurre, porque sabemos no somos débiles, sino que estamos enfermos. Ya nos hemos concienciado de que, además de los medicamentos, se pueden hacer otras cosas para mejorar de lo que se padece (de hecho ya lo estás haciendo...). Ahora vamos a comprobar que, en realidad, somos más fuertes que la depresión, aunque no podamos vencerla en un sólo día, ni con una sola decisión.

Sigue poniéndote objetivos como indicamos en el último post, algo que sea sencillo. Recuerda que todos los aprendizajes llevan su tiempo, tanto para entender los contenidos, como para que vayan haciéndose efectivos en nosotros. No se aprende a nadar en un día, aunque hayamos aprendido y decidido que podemos nadar. No se aprende inglés en un día...pero al tiempo, podemos nadar y hablar inglés.

Ponte ese objetivo que parezca pequeño cada día, cada rato que puedas, es lo más importante de tu vida en estos momentos, no lo dejes pasar, céntrate en este esfuerzo. Es importante que no te propongas más de aquello a lo que puedes llegar, no seas injusto contigo. En realidad, de lo que se trata es de que compruebes que si te pones un objetivo, y te centras en conseguirlo, lo llevarás a cabo. Es mejor que ese objetivo sea el que tú consideres adecuado para TUS PRIMEROS PASOS HACIA EL "SÍ QUE PUEDO". Se trata de que aprendas que eres más fuerte que eso que ahora te domina, aunque te lleve tiempo quitártelo de encima, paso a paso, ganarás tú. No se trata de estar bien en la primera batalla, sino de ir siendo consciente de que se avanza, de que se puede.

Se trata de ir practicando poco a poco la forma de conseguir que nuestra voluntad se anteponga a la de la enfermedad. Ahora el punto fundamental es seguir luchando, seguir fortaleciéndonos.
Cada vez que ganes cualquier pequeña batalla, te dices, "hola depresión, soy más fuerte que tú", lo llevas claro, saldrás de aquí... es un modo efectivo de no dejar de sentir que hemos vencido en cada pequeña lucha. Es habitual intentarlo, y olvidar felicitarnos o no darle la importancia suficiente. Pues aquí es lo más importante.

Perderemos algunas, pero todas la ganadas son sustos que le damos al bicho de dentro (a eso que nos pasa sin haberlo elegido, sin saber por qué y a lo que le hemos declarado la guerra), que se irá según vaya viendo el tamaño de tus dientes.

jueves, 22 de enero de 2009

Un mensaje que merece la pena

He aprendido....que nadie es perfecto
hasta que no te enamoras.
He aprendido que....la vida es dura
pero yo lo soy más!!

He aprendido que...las oportunidades no se pierden nunca
las que tu dejas marchar...las aprovecha otro.
He aprendido que...cuando siembras rencor y amargura
la felicidad se va a otra parte.
He aprendido...que necesitaría usar siempre palabras buenas...
porque mañana quizás se tienen que tragar.
He aprendido...que una sonrisa es un modo económico
para mejorar tu aspecto.
He aprendido...que sí puedo elegir como me siento...
y siempre puedo hacer algo.

He aprendido que...todos quieren vivir en la cima de la montaña...
pero toda la felicidad pasa mientras la escalas.
He aprendido que...se necesita gozar del viaje
y no pensar sólo en la meta.
He aprendido que...es mejor dar consejos sólo en dos circunstancias...
cuando son pedidos y cuando de ello depende la vida (es el caso).
He aprendido que...cuanto menos tiempo derrocho...
más cosas hago.

martes, 20 de enero de 2009

LOS PENSAMIENTOS REPETITIVOS

Dentro de la desconexión de la realidad, uno de los motivos fundamentales es que se está pensando continuamente. Hay ideas que obsesionan, en cierto modo, sobre lo que nos ocurre, sobre cómo somos, etc., y no nos dejan vivir.

Es muy importante para nosotros cortar estos pensamientos. Entre otras cosas, porque no siempre son ciertos. La idea que tenemos ahora de nosotros y de lo que nos ocurre irá cambiando, para bien. Recordar, como posiblemente hagamos, conversaciones, caras, situaciones que nos han hecho daño o que no conseguimos superar, tampoco nos ayuda. Por eso, lo mejor es ir cortando los pensamientos desagradables y sobre todo reiterativos.

Al pricipio cuesta concentrarse en algo, anda uno con la cabeza perdida en ningún sitio, sin capacidad para estar centrado en una tarea concreta, con grandes despistes en el trabajo, en casa, y sin ganas de hacer nada. Vamos a salir de ahí, poco a poco, como todo.

Es muy positivo hacer cosas que nos distraigan, pero de verdad. No sirve ir al parque o ver la televisión y estar en realidad pensando en lo de siempre. Hacemos esto para mejorar, así que hay que trabajar, es por nosotros. Si no puedes, como es muy posible, concentrarte en ninguna tarea desde el principio, entonces vamos a fortalecer esa capacidad perdida. Se puede, claro que se puede.

Será de forma gradual. Vamos a coger nuestra atención de forma totalmente consciente y la vamos a poner en algo que no tenga relación con lo que nos pasa y sea agradable para nosotros. Sirve un libro, un programa de televisión, o hacer ejercicio. Ha de ser algo que hagamos a solas.
Nos fijaremos en esa tarea fuertemente, con todo lo que somos, sin pensar en nada. Lo conseguiremos al menos unos segundos. Posiblemente, en seguida la cabeza volverá a lo suyo. Su tarea es ser importante para nosotros y no la vamos a dejar. En nuestra vida mandamos nosotros, pensamientos incluidos. Hay que ser conscientes de que esos pensamientos nos están haciendo daño y no dejarles pasar, de acuerdo?
Volvemos a la carga, nos centramos completamente en la lectura, ejercicio, etc. Una y otra vez, hasta que nos demos cuenta de que hemos estado un rato, un pequeño tiempo sin pensar en el ogro que nos aterroriza. Repítelo las veces que haga falta, cada vez podrás un poco más y siempre se consigue, es algo mecánico. Te estás educando hacia lo que te conviene. Trabaja en ello.

¡Enhorabuena! Este es un paso de gigante. Habrás conseguido coger las riendas de tus pensamientos, mandarlos a la porra por un rato. Esto es algo que nos vendrá bien hacer cada vez más. Cada vez más amenudo, cada vez más tiempo. Iremos haciendo las cosas, sólo pensando en ellas. Iremos sabiendo que somos capaces de centrarnos en algo, en recoger la casa, en terminar el inventario del trabajo, en estar un rato leyendo, etc. Eso nos permitirá planificar, decir, por ejemplo, hoy voy a hacer tal cosa, ya que tenemos la confianza de que podemos centrarnos en ello y no acabaremos despistados en un rincón, pensando en cosas que sólo nos hacen mal.

Adelante, siempre adelante, poco a poco, segundo a segundo, paso a paso, se construyeron las pirámides. Hoy, el reto es parar nuestro pensamiento negativo, aunque sea un instante. Mañana dos instantes...hasta que tú decidas en qué piensas.

jueves, 8 de enero de 2009

Conectarse a uno mismo


Como ya hemos comentado, el problema fundamental de la depresión es que nos desconecta de la realidad. No vemos la viveza de lo que pasa alrededor, ni siquiera llega bien el afecto de los cercanos. Ni nuestra propia forma de ser la vemos ya con claridad.
Nos recordamos de lejos, pero no somos ahora la misma persona. Ya no se sabe exactamente cómo se es, quién se es. Esto es bastante duro para cualquiera. Estás perdido en el mar, y el malo de la película eres tú. Tú quien se dejó allí, tú quien no sabe volver, tú quien no supo navegar...es desesperante. Hay algo bueno en todo esto, aunque tú no lo sabes, y es: que es FALSO, pero tú lo vives así y a veces los de tu alrededor también te hacen sentir así.

Es importante encontrar el camino de vuelta a nosotros mismos, como todo, poco a poco. No es sencillo, se dará a base de pequeños pasos. Además hay que tener en cuenta que en ocasiones una situación externa nos está influyendo para sentirnos mal (una perdida, un maltrato, una enfermedad de alguien cercano, etc.). Aún así, todo ello es susceptible de arreglarlo en lo posible, y en lo que no, de ser dejado en una parcela aparte de nosotros mismos, y vivirlo en su medida, sin que invada a toda nuestra personalidad, a todo nuestro tiempo. Puede que parezca imposible, incluso injusto (cómo voy a dejar de pensar en la enfermedad de mi madre...por ejemplo), sin embargo, lo realmente injusto es dejar que se vaya toda nuestra vida. No somos menos responsables de nuestro deber por ocuparnos de él, pasarlo mal por él, ser conscientes de él y, además, seguir adelante con nuestra vida.

El modo de reconectarse con uno mismo es buscando resquicios en los que nos sintamos más cerca, más reales, o más tranquilos, o más contentos...ALGO. Momentos en que sintamos algo.
Es similar a la idea de cuidar de nosotros mismos. El objetivo era buscar cosas que nos agradasen, puntos en los que nos encontrásemos a nosotros mismos. Puede ser estar con nuestros hijos, cocinar, puede ser tomar una decisión pequeña como comprar algo concreto que nos identifica con una forma de ser con la que siempre soñamos. Sé que esta información es poca ahora, que no es una solución inmediata, pero es que no la hay. Lo que hay es un camino en el que ir tomando pistas de lo que ocurre, de qué nos puede ayudar, según sea y esté cada uno. Con todo, se hará una nueva idea de ti mismo y de cómo llegar hasta ti, de nuevo.
A veces la respuesta está oculta en nosotros, la sabemos, pero no nos atrevemos a verla, a cambiar lo que no nos gusta y acabamos tristes sin saber por qué. Por ello, un buen ejercicio es la introspección, pero no para pensar, sino para sentir. Tampoco para sentirnos mal, sino para buscarnos. Parar, estar serenos, mirarnos, recordar que somos los únicos responsables de nosotros mismos, dibujar la vida que querríamos, y, paso a paso, andar hacia ella. En ocasiones, hay que parar para avanzar.
Lo más importante de todo lo que avancemos, de cualquier sensación optimista, agradable, esperanzada, de cualquier paso adelante, de cualquier gana de hacer "algo", es que nos lo celebremos, aplaudamos, reconozcamos, valoremos. Todo es un logro y tú eres el único juez que debe consentir. Sé justo contigo mismo y apruebate que lo estás intentando y eso, en nosotros, es conseguirlo.
Recordaremos las ideas de este denso post, una a una.