jueves, 5 de febrero de 2009

Un texto sugerente

...después de su actuación el elefante siempre permanecía atado a una pequeña estaca clavada en el suelo con una cadena que aprisionaba una de sus patas.
Sin embargo, la estaca era sólo un minúsculo pedazo de madera apenas enterrado unos centímetros en el suelo. Y, aunque la cadena era gruesa, me parecía obvio que un animal capaz de arrancar un árbol de cuajo con su fuerza, podría liberarse con facilidad de la estaca y huir.
El misterio sigue pareciéndome evidente. ¿Qué le sujeta entonces? ¿Por qué no huye?
Cuando tenía cinco o seis años yo todavía creía en la sabiduría de los mayores. Pregunté entonces a un maestro, un padre o un tío por el misterio del elefante. Alguno de ellos me explicó que el elefante no se escapaba porque estaba amaestrado. Hice entonces una pregunta obvia:"si está amaestrado, ¿por qué lo encadenan?".
No recuerdo haber recibido ninguna respuesta coherente. ...Hace unos años, descubrí que, por suerte para mí, alguien había sido lo suficientemente sabio como para encontrar la respuesta:

El elefante del circo no escapa porque ha estado atado a una estaca parecida desde que era muy,muy pequeño.

Cerré los ojos e imaginé al indefenso elefante recién nacido sujeto a la estaca. Estoy seguro de que, en aquel momento, el elefantito empujó, tiró y sudó tratando de soltarse. Y, a pesar de sus esfuerzos, no lo consiguió, porque aquella estaca era demasiado dura para él.
Imaginé que se dormía agotado y que al día siguiente lo volvía a intentar, y al otro día, y al otro... Hasta que, un día, un día terrible para su historia, el animal aceptó su impotencia y se resignó a su destino.
Ese elefante enorme y poderoso que vemos en el circo no escapa porque, pobre, cree que no puede...

Tu única manera de saber si puedes conseguirlo es intentarlo de nuevo poniendo en ello todo tu corazón...

Del libro "Déjame que te cuente", de Jorge Bucay.

A lo mejor, hoy somos otro, más grande, pero creemos que no podremos. A lo mejor, nuestro tamaño es mayor que el de la estaca a la que nos creemos atados sin remedio.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Pero que sabia esta historia. Resume perfectamente mi experiencia con la "depre", al principio fue insoportable y a lo largo de los años, ya no hablo de depresión sino de bajones ¡Claro! si es como en esta historia, la que he crecido he sido YO, aunque la depresión esté ahí, para mi ya es algo superable,pasajero. Pero claro, te das cuenta de que la estaca tiene el mismo tamaño, porque has seguido tirando cada día y no resignarse y pensar que nunca podremos con ella.
Es increible la sabiduría de estas historias.
Os aconsejo un libro de Anthony de Mello: El canto del pájaro.
GRACIAS por servirme de tanta ayuda

estela dijo...

Precioso aprendizaje el que tú has hecho, también.

Ese es el camino. Esa es la forma de mirarlo.

Un abrazo