miércoles, 22 de abril de 2009

Nos ponemos en marcha


Bueno compañeros de fatigas, nos ponemos en marcha.

Hemos necesitado comprender que esto es algo externo a nosotros para situarnos en posición de poder luchar contra ello.
Luego, tuvimos que conocer herramientas psicológicas y personales, en principio en la teoría, pero como son ciertas y útiles, y aunque no haya sido posible en cada uno desarrollarlas todas, ni al 100%, están ahí, quedan ahí. Se trata de saber que existen y en distintos momentos, según la evolución de cada uno, irán viniendo a nuestra memoria como posibilidades, como vías de camino adelante, irán cogiendo sentido y práctica, realidad en nosotros.

Ahora, con toda esa nueva mentalidad y mochila de posibilidades y fortalezas, nos ponemos a andar. Lo primero que hay que saber es que es más difícil avanzar encontrandose débil. Cuando uno tiene un caso de mobbing, por ejemplo, lo primero que le dicen es: mejore su salud, luego mejore su equilibrio interno, luego arregle, disuelva o enfrente la situación laboral y en último lugar arregle la situación legal. Es decir, es necesario ser fuerte en algunos campos para poder llegar a los siguientes.

Siempre, el primer paso es la salud física, junto con esas herramientas que ya conocemos y que iremos acoplando como parte nuestra, poco a poco. Será una retroalimentación.

Así que, desde hoy vamos a hacer ejercicio cada día. A ser posible al principio de la mañana (puede que estés de baja o sin trabajar), otros horarios también son buenos, el caso es hacerlo. Esto activa el cuerpo, despeja la mente, concentra, da vitalidad. Es una especie de arranque del motor, de todos los motores que nos conforman. Que sea algo que te guste, lo más completo posible y, si puedes, o te encuentras para ello, en grupo. Así, te verás obligado a no dejarlo. Cuesta más ser continuo en algo que se hace solo. Apúntate a clases de natación, aerobic, lo que sea, algo activo. Y ve todos los días.

Además, comienza a tomar vitaminas, las populares, las normales, con ginsen, con jalea real...esas cosas que nos ayudarán a aportar lo que nos falta, un paso más.

Aliméntate bien, sé que esto de comer bien suena a tópico, pero es que es fundamental, por varios motivos. Para estar fuerte hay que estar saludable, comidas ricas en todos los componentes posibles, con horarios adecuados, satisfactorias y disfrutables, estamos curándonos, así que dediquémosle su tiempo. En segundo lugar, uno se siente bien cuando hace las cosas bien. A todos nos gusta sentir que nos alimentamos adecuadamente, y puede que gracias a ello nos acerquemos al cuerpo que nos gusta, uno normal y saludable. Por últimos, estaremos cuidando de nosotros mismos al hacerlo, eso es un modo de querernos, de reacostumbrarnos tanto a hacer las cosas bien, como a tenernos en cuenta, a mirar hacia nosotros.

Así que, de momento, ejercicio, vitaminas y alimentación sana. Si además eres afín a la meditación o el yoga, un rato al día te vendrían fenomenal. Mejorarán tu concentración, y tu pensamiento positivo.

A ponernos fuertes, ahora por fuera, pero todo está relacionado...

martes, 7 de abril de 2009

Levantate y anda

Muchas veces, mientras me encontraba mal, me sentía como llevada por la corriente de un río, yendo de una orilla a otra, chocándome con las piedras del fondo, haciéndome daño, sin saber, realmente, a dónde me dirigía.

Esta sensación me daba mucha inseguridad, era como no saber si al día siguiente me iba a encontrar bien o mal, en qué orilla del río estaría, si habría alguna piedra desconsiderada o inoportuna que me destrozase las costillas en esa bajada desconcertante y descontrolada por una corriente que no era la mía, y de la que no me podía librar...la del incomprensible río en que vivía, sometida a él.

Además, tenía la seguridad de que sería realmente profundo, de que lo mejor era mantenerme haciendo el muerto, mirando hacia arriba para poder respirar, mientras era llevada por la corriente.

...

Cuando ya no estaba dentro del río, cuando por fin me puse de pie para dejar de ser llevada por algo que yo no manejaba, y empezar a tomar las riendas de mi vida, cuando comprendí que soy la mayor responsabilidad que tengo, y que lo que sea de mí sólo depende de mí, cuando comencé a andar por ese río, yendo exactamente hacia donde yo decidía ir, me di cuenta de que no cubría en absoluto. El agua me llegaba a los tobillos, sólo hasta ahí. Nunca me había levantado por miedo a lo desconocido, a lo que creía gigantes y no molinos.
Por fin yo manejaba mi vida, no sin algún tropiezo, pero pudiendo mirar al horizonte y eligiendo en qué dirección andaría. A ratos, me recordaba tumbada en el río muerta de miedo, creyendo que aquello era imposible de salvar.
Ahora, con el agua en los tobillos, sabía que nunca más volvería a sentirme así.

Algo en mi interior me dice en cada río al que temo: Levántate y anda...