jueves, 25 de noviembre de 2010

¿Por qué me paraliza el miedo?

¿Por qué me paraliza tanto el miedo?

el miedo paraliza porque es la costumbre que tenemos. En principio, el miedo está creado para defendernos, para ponernos alerta sobre algo peligroso para nosotros y bien, nos estamos quietos o bien salimos corriendo.Lo que ocurre aquí es que a este miedo hay que dominarlo o perderemos la partida. Imagínate que el miedo lo tuvieses al agua caliente. Una vez te quemaste, y fue cuando eras pequeña, cuando no estabas preparada para manejar bien los grifos (cuando no sabías la fuerza que tiene tu mente, ni la que tiene el agua) pero sabes que no te tienes por qué quemar siempre. Que si abres el grifo de agua fría, todo irá bien. Ahora, sabes que hay un modo de no caer o de salir. Sabes que si sigues mirando hacia delante, comprendiéndote, sabiendo que tu miedo no tiene una base racional, seguirás caminando.La cuestión es que el volante está en tu voluntad. Cuánto más valor y credibilidad le des al hecho de que se puede volver a caer, más débil te vuelves antes la oportunidad de abrir el grifo bueno. Y, al revés, cuánto más claro tengas que sabes salir, que quieres salir y que vas a ponerlo todo y a abrir el grifo de agua fría, ese será el que abras.Se pasó muy mal, por eso da tanto miedo recaer. Pero la parte que tenemos que fortalecer es la que sabe que se sale, la que sabe que esos fantasmas los alimenta nuestra cabeza. La misma cabeza que tiene la salida y la fuerza, para tirar hacia delante en cualquier circunstancia.Adelante, siempre adelante.Lucha por ti. Es como prefieres estar, no?

Respuesta a uncomentario de este blog

Se sale?

Y ahora la pregunta del millón: ¿se sale de esto?

Tachánnnnnnnn, sí, te puedo decir que sí se sale. Pero también te digo que hay cosas que debes tener en cuenta siempre...
Dime, un diabético deja de ser diabético? Un miope deja de ser miope, aunque se opere? Esto no quiere decir que vayas a estar siempre con la espada sobre la cabeza, pero sí que es bueno que te conozcas y te comprendas y que te cuides. Es decir que el diabético debe saber que el exceso de comida y más con azucar le va a hacer polvo y el miope que su retina corre peligro si abusa de los golpes, por ejemplo.Y es un hecho que gente sana, bien cuidada, que se quiere, que conoce sus fortalezas, que se protege, que se consiente, que se comprende, que sabe qué hay que hacer y cómo para estar bien, tenga una vida estupenda, llena de cariño, de vitalidad, de saber qué quieres y quién eres. Y lo que es más, una vida mucho más madura y disfrutada que aquellos que no han pasado por esto.
Venga, que sí se puede. Mirarás a la vida de frente, a los ojos, y le dirás, ya no me das miedo. He aprendido a conducirte.

Rspuesta a un comentario de este blog.

miércoles, 24 de noviembre de 2010

Cada piedra tiene algo que enseñarte

Cada cosa que nos ocurre, cada persona que nos encontramos y ha sido significativa para nosotros, todo lo que incluso ha resultado difícil, tiene algo que enseñarnos.

Al principioi cuesta mucho darse cuenta, y es porque se pasa mal. Cuando uno no está preparado para subir una montaña, la primera que sube le cuesta dolor, cansancio, podemos llamarlo sufrimiento. Qn ocasiones, la cosa está en hacerlo poco a poco, pero en cuestiones fundamentales de la vida, no nos damos esas treguas, no sé por qué. Posiblemente deberíamos decir, ya he luchado dos meses contra esta depresión, ahora voy a descansar una semanita. Puede que nos viniera mejor que agotarnos día tras día, cuando ya no podemos más. Ser comprensivos con nosotros, tratarnos, al menos, como lo haríamos con los demás, es muy necesario.

La segunda vez que subimos esa montaña ya cuesta menos, y, aún así, es dura de subir. Sin embargo, puede que a la cuarta o a la quinta, vayamos notando nuestro avance, nuestra capacidad, nuestra mejora. Entonces, puede llegar a ocurrir que hasta nos guste subir montañas, que hasta queramos un nuevo reto para comprobar que somos muy capaces.

Nos pusieron delante esa montaña que nos hizo sufrir, acostumbrados, quizás, a los valles agradables. Las opciones eran subirla, quedarnos atascados para siempre donde estábamos, o darnos de golpes contra ella, enfadados con la vida y con nosotros mismos. Sólo había una solución: luchar, intentarlo, lograrlo. Conventir a la montaña en parte más del camino. Aprender, que la vida no es sólo valles y que tenemos capacidad y preparación para subir y bajar lo que sea, cada vez con más templanza, cada vez con más conocimiento del terreno, cada vez con menos miedo, incluso con ningún miedo, sintiendo, poco a poco, dominio de la vida.

Además, generalizamos estos aprendizajes a cualquier terreno, no sólo al que acabamos de superar. Lo que realmente queda en nosotros es que nuestra voluntad y nuestras capacidades tienen una fuerza de la que aún no conocemos el final.

Sonríe, por favor. Esa montaña estaba ahí, para que sepas cuáles son tus verdaderas dimensiones.

lunes, 11 de octubre de 2010

algo que no es mío

LO QUE EL CORAZON QUIERE , LA MENTE SE LO MUESTRA

Entrevista al Dr. Mario Alonso Puig, Médico Especialista en Cirugía General y del Aparato Digestivo, Fellow de la Harvard University Medical School y miembro de la New York Academy of Sciences y de la Asociación Americana para el Avance de la Ciencia.

Hasta ahora lo decían los iluminados, los meditadores y los sabios; ahora también lo dice la ciencia: son nuestros pensamientos los que en gran medida han creado y crean continuamente nuestro mundo. "Hoy sabemos que la confianza en uno mismo, el entusiasmo y la ilusión tienen la capacidad de favorecer las funciones superiores del cerebro. La zona prefrontal del cerebro, el lugar donde tiene lugar el pensamiento más avanzado, donde se inventa nuestro futuro, donde valoramos alternativas y estrategias para solucionar los problemas y tomar decisiones, está tremendamente influida por el sistema límbico, que es nuestro cerebro emocional. Por eso, lo que el corazón quiere sentir, la mente se lo acaba mostrando".

Hay que ejercitar y desarrollar la flexibilidad y la tolerancia. Se puede ser muy firme con las conductas y amable con las personas. - Más de 25 años ejerciendo de cirujano. ¿Conclusión? -Puedo atestiguar que una persona ilusionada, comprometida y que confía en sí misma puede ir mucho más allá de lo que cabría esperar por su trayectoria.

- ¿Psiconeuroinmunobiología? -Sí, es la ciencia que estudia la conexión que existe entre el pensamiento, la palabra, la mentalidad y la fisiología del ser humano. Una conexión que desafía el paradigma tradicional. El pensamiento y la palabra son una forma de energía vital que tiene la capacidad (y ha sido demostrado de forma sostenible) de interactuar con el organismo y producir cambios físicos muy profundos.

- ¿De qué se trata? -Se ha demostrado en diversos estudios que un minuto entreteniendo un pensamiento negativo deja el sistema inmunitario en una situación delicada durante seis horas. El distrés, esa sensación de agobio permanente, produce cambios muy sorprendentes en el funcionamiento del cerebro y en la constelación hormonal.

- ¿Qué tipo de cambios? -Tiene la capacidad de lesionar neuronas de la memoria y del aprendizaje localizadas en el hipocampo. Y afecta a nuestra capacidad intelectual porque deja sin riego sanguíneo aquellas zonas del cerebro más necesarias para tomar decisiones adecuadas.

- ¿Tenemos recursos para combatir al enemigo interior, o eso es cosa de sabios? -Un valioso recurso contra la preocupación es llevar la atención a la respiración abdominal (o a cualquier otra cosa, pero manejar en qué se fija nuestra atención para sacarla de nuestros pensamientos negativos...lo hemos visto en este blog), que tiene por sí sola la capacidad de producir cambios en el cerebro. Favorece la secreción de hormonas como la serotonina y la endorfina y mejora la sintonía de ritmos cerebrales entre los dos hemisferios.

- ¿Cambiar la mente a través del cuerpo? -Sí. Hay que sacar el foco de atención de esos pensamientos que nos están alterando, provocando desánimo, ira o preocupación, y que hacen que nuestras decisiones partan desde un punto de vista inadecuado. Es más inteligente, no más razonable, llevar el foco de atención a la respiración, que tiene la capacidad de serenar nuestro estado mental.

- ¿Dice que no hay que ser razonable? -Siempre encontraremos razones para justificar nuestro mal humor, estrés o tristeza, y esa es una línea determinada de pensamiento. Pero cuando nos basamos en cómo queremos vivir, por ejemplo sin tristeza, aparece otra línea. Son más importantes el qué y el por qué que el cómo. Lo que el corazón quiere sentir, la mente se lo acaba mostrando.

- Exagera. -Cuando nuestro cerebro da un significado a algo, nosotros lo vivimos como la absoluta realidad, sin ser conscientes de que sólo es una interpretació n de la realidad.(los pensamientos no siempre tienen razón...nos suena, verdad?)

- Más recursos... -La palabra es una forma de energía vital. Se ha podido fotografiar con tomografía de emisión de positrones cómo las personas que decidieron hablarse a sí mismas de una manera más positiva, específicamente personas con transtornos psiquiátricos, consiguieron remodelar físicamente su estructura cerebral, precisamente los circuitos que les generaban estas enfermedades.

- ¿Podemos cambiar nuestro cerebro con buenas palabras? -Santiago Ramon y Cajal, premio Nobel de Medicina en 1906, dijo una frase tremendamente potente que en su momento pensamos que era metáforica. Ahora sabemos que es literal: "Todo ser humano, si se lo propone, puede ser escultor de su propio cerebro".

-¿Seguro que no exagera? -No. Según cómo nos hablamos a nosotros mismos moldeamos nuestras emociones, que cambian nuestras percepciones. La transformación del observador (nosotros) altera el proceso observado. No vemos el mundo que es, vemos el mundo que somos.

martes, 28 de septiembre de 2010

Para los que comienzan, y para todos, en realidad

búscate un buen terapeuta, es fundamental. Y también lo es que te busques un psiquiatra de confianza porque algo de medicación te puede venir bien. A partir de ahí, esto es una cuestión de voluntad. Se llora mucho, hay mucha desesperanza y falta de salida, pero un día te das cuenta de que estás metida en arenas movedizas y que a mayor desesperanza, mayor hundimiento. Y a mayor miedo a la situación, más grande se hace.
Entonces, tienes que ser tú la que, sigilosamente, le de la cara a la depresión. La que se de cuenta de que es ella o tú. La que decida por ti. La depresión es como esas malas amigas que te van vendiendo por detrás y a ti te ponen una sonrisa. Parece que no puedes hacer nada sin ella, que ella y tú sois lo mismo, cuando, en realidad, no puedes hacer nada si sigues con ella. Ella y tú sois cosas diferentes, pero ella te convence de que sois una sola cosa. No, tú eres tú y no eres esa enfermedad que te ha tocado como le podía tocar a otro o cualquier otro tema a padecer.
Ante cualquier otra cosa, que no te hiciera sentir culpable por tenerla, como un cáncer, una diabetes, un hijo enfermo, ante todo lucharías. Pues sepárate de la depresión, aprende que es pegajosa, pesada, que ella se alimenta de ti y no tú de ella. Hazte fuerte frente a ella. Descubre algo que no querrías jamás perder en la vida y lucha por ti centrándote en esa idea.
En eso que quieres tener siempre: tus hijos, esa risa, tu belleza, lo que sea. Algo que desde dentro sabes que no querrías perder y que, si sigues así, lo perderás.Levántate y anda, dale la cara a la depresión y comienza a creer en ti, día a día. En realidad estás luchando, si no, no habrías entrado en este blog.
Un abrazo, sigue adelante. Se hace justo así.

martes, 14 de septiembre de 2010

el sexto escalón

Hacemos un repaso, como cada vez que subimos un escalón. Es importante no olvidar los principios para tener claro lo que hemos avanzado, cuántas veces hemos hincado la rodilla y cuántas hemos sido capaces de levantarnos. Tener presente todo lo aprendido es fundamental para nosotros, para valorarnos bien y no por debajo de lo que, en realidad, hemos luchado.

Comenzamos este camino poniéndole nombre a lo que nos ocurre, u ocurría. Se llama depresión, es una enfermedad, temporal o no. Eso hace que nos tratemos con cuidado, como haríamos con cualquier persona que padece algo no buscado y necesita mejorar de ello y volver a estar bien.
Nos daremos lo que nos favorece, cuidados, descanso, alimento, ejercicio, cosas bonitas, lecturas agradables. Nos haremos, nos hemos hecho ya, un planning de los objetivos a superar, sin importarnos en un primer momento los motivos de lo que nos ocurre, eso queda para cuando estemos fuertes.

Nos hemos ido conociendo, conectanto a nosotros mismos, fortaleciendo nuestra musculatura interior, en muchas ocasiones a base de voluntad, de querer no de de deber. Conocemos las fases por las que se pasa para superar esta situación y nos ubicamos, aprendemos a caer, a levantarnos, a no tenernos lástima, a superar un mal rato, a parar nuestra mente, a entenderla.

Finalmente, después de mucho trabajo y de valorar todo lo que hemos hecho, nos ponemos a cargo de la situación, teniendo claro que la esencia no se puede perder, que siempre seremos algo grande, que mucho de lo que vivimos son fantasmas de humo, contra los que hay que combatir o ignorarlos. Aprendemos mucho sobre nuestro tema, sobre nosotros mismos, y diseñamos nuestro día, nuestra vida.

Desde ahí, comenzamos el último escalón. Sabemos lo que nos pasa, puede que ya sepamos por qué nos pasa, o al menos hayamos aprendido a vivir con ello, sin dar por perdida una vida.
Ahora miramos las cosas desde arriba, desde el que viene de vuelta. Nos faltan unos toques más y podremos decir que hemos vencido, que nos sentimos muy bien, a pesar del enorme obstáculo que nos habían puesto en el camino.

miércoles, 8 de septiembre de 2010

Estamos de vuelta

Hola,

estamos de vuelta. Ya quedan pocos post para terminar el blog con toda la información que he podido sacar de mí para que os ayude a los que pasáis por situaciones similares.

De nuevo, como el año pasado, he releído lo escrito y me surgen algunas ideas finales que pronto iré poniendo en forma de post.

Se han perdido algunos comentarios de agosto, que no puedo responder. Disculpas.
Un abrazo a todos. Seguimos adelante, es la única dirección posible.

miércoles, 28 de julio de 2010

VACACIONES

HOLA A TODOS,

NOS TOCAN VACACIONES.

NOS VEMOS A LA VUELTA. UTILIZAD EL TIEMPO PARA REFRESCAROS, NO PARA PROFUNDIDADES NI DIFICULTADES. A VECES UNO SE MERECE DESCANSAR, PARAR, FACILITARSE A SÍ MISMO LAS COSAS, DEJARLAS A UN LADO...

A LA VUELTA NOS VEMOS,
UN ABRAZO A TODOS Y ENHORABUENA POR LUCHAR CADA DÍA POR VOSOTROS MISMOS.

jueves, 1 de julio de 2010

Fantasmas de humo

Tengo miedo de volver a caer en el pozo, me empiezo a sentir triste de nuevo después de haberlo conseguido...

No te austes demasiado por los fantasmas que vuelven a aterrorizarte. Ese es su plan, si caes en el miedo te quedas quietecita y no haces tu vida. En realidad son de humo, pero consiguen que te quedes muerta de miedo pensando en que algo desconocido, indomable, no controlable, puede hacer lo que quiera con tu vida. Es el mayor miedo de la depresión: creemos que no la controlamos. Míralo así, es humo, tú has demostrado ser más fuerte que esto, has aprendido sola el camino de salida. Es normal que, a veces, un fantasmilla asome la cabeza e intente darte un susto. Pártelo en dos, date cuenta de que lo que ha pasado es que el mes con tus padres te ha sacado de la vida que te gusta, cualquiera habría tenido disgustos y peleas ahí. Ahora vuelve a organizarte, ponte de pie, parte en dos ese fantasma de humo que intenta mantenerte en un rincón, como si para él fuese un juego. La he asustado, ja, ja. Y haz tu vida que es solo tuya. Levántate y anda. Los fantasmas de humo desaparecen al instante, se van esfumando. Un secreto: los crea tu mente, los crea tu miedo. Tú eres la que pasea por la ciudad decidiendo hacia dónde, sintiéndose orgullosa de sí misma, y disfrutando de cada cosa que ve.

jueves, 24 de junio de 2010

primero planifica tu día, luego planifica tu vida.

piensa cómo quieres que sea tu día, hazte un planning general. Primero supón que todo es posible: cualquier horario, cualquier actividad. Escríbelo de forma esquemática.
Ahora adáptalo a tu día normal. Puede que tengas que modificar algún horario, alguna costumbre, pero es para hacer exactamente lo que quieres.

Que te apetecería leer el periódico por la mañana, busca un hueco en el trabajo para hacerlo, llegando quince minutos antes, por ejemplo, o hazlo en el metro. Que quieres desayunar sano, bien te lo preparas la noche antes, bien te lo vas comiendo durante el principio de la mañana, algo en casa, algo al llegar al trabajo, algo a media mañana, hasta completar tu desayuno.
Que te apetece hacer ejercicio, busca dónde, seguro que hay un sitio cerca del trabajo. Que quieres sacar tiempo para leer, planifícalo. Todo se puede, luego lo harás exacto, lo harás regular, pero te acercarás mucho más a tu día deseado.

Un día elegido es un día satisfecho. Un día conocido es un día tranquilo. Cambia el hago todo lo que debo por el hago lo que quiero y dejo unos ratos para hacer lo que debo, que seguramente lo estoy haciendo también por algún motivo importante para mí. Y, por supuesto, en lo que no puedas cambiar, modifica tu actitud. El tiempo con los niños, hazlo tiempo disfrutable, el tiempo cocinando, hazlo tiempo creativo. Que suena a revista facilona, pues no lo es. Es tu vida y puedes ponerla bonita.
Sólo el hecho de imaginar ese día tan chulo ya te hace sentir bien. Todo lo que consigas de él, mejor para ti. Te hará sentir que te estás ocupando de ti, que eliges lo que haces, no sólo te dejas arrastrar por el día a día. Esa es una actitud general que nos vendrá bien tomar al enfrentarnos a la vida. No me dejo llevar, no sobrevivo; vivo.

Poco a poco, y siguiendo un esquema similar, podrás hacer lo mismo con tu vida entera, planifícala. Dibuja la que sería tu vida ideal pensando que todo es posible. Después ve ajustando esa idea a lo que ya puedes hacer y decide ir a buscar aquello que preferirías tener, bien en lugar de lo que tienes, bien además de lo que tienes. No se trata ya de hago esta actividad por la mañana, me apunto a esto que tanto disfruto o quedo más con tales personas que son las que me gustan. Se trata de prefiero este trabajo, prefiero estos amigos, prefiero esta casa, o me encanta este hobby y no lo voy a dejar aparcado. Se trata de quiero ser esto, de quiero vivir así. Es una planificación de vida, más que una planificación de día. Pero haber practicado con tu día te dará la satisfacción y la constumbres suficientes para hacer lo que deseas o lo que más se aproxima a ello con tu vida entera. Te sentirás mucho más cerca de ti soltando lastres que llevas soportando mucho tiempo, ya de forma inconsciente y siendo aquello que quieres ser.

viernes, 11 de junio de 2010

A CARGO DE LA SITUACIÓN

Cambiar de la posición de víctima de algo a la de estar a cargo de nuestra propia situación, aumenta positivamente lo que pensamos de nosotros mismos.

Haciendo todo lo que hacemos para mejorar, saber quién somos, qué nos ocurre y por qué y hacia dónde ir, nos sentimos dignos y guapos.

Es importante hablarnos con sinceridad, al menos a nosotros, buscar qué sentimos de verdad, si nos ocurre algo que nos tenga tan triste y con esa visión fea de nosotros. Seguramente haya algo que arreglar, que reconocer. Seguramente hayamos vivido algo duro, algo que no nos merecíamos, seguramente nos hemos creído lo que el otro nos ha dicho o no nos ha reoconocido.
Puede que por eso nos veamos poco válidos y que sentirnos poco válidos nos haga enfadarnos con nosotros, o darnos rabia o rechazo. Si eres capaz de conocer y reconocer esto, comienzas a ganar control sobre ello. Normalmente el origen está en una experiencia desafotunada, con la que tú no tuviste nada que ver. No la provocaste.
Reconoce tu enfado y tu tristeza, de otro modo no podrás salir del todo de ahí. Ahora cabrá la compasión por ti mismo, entender que lo has pasado mal, pero reconocer que no has dejado de luchar, verte un valiente. Esto transforma el autorechazo en auto-aceptación y auto-apoyo.

Hasta ahora evitabas los sentimientos de malestar y te sentías fuera de control, hundiéndote en la depresión y ansiedad. Ahora ya eres más fuerte, puedes ser consciente de lo ocurrido, de lo que sentías por ti, de que no eres culpable, de que has luchado mucho, sentir tu rabia y tu tristeza sanamente, a las que tienes derecho y de ahí sacar la tranquilidad, la verdad y el apoyo a ti mismo.
De ahí saldrá una fuente interna de auto-validación. Yo valgo, yo merezco ser valorado. Tengo amor para dar y merezco ser amado.
Una vez que has reconocido y sentido que te sientes roto en pedazos, puedes empezar a hacerte cargo de tus sentimientos. Buscar los vínculos que necesites, reparar las carencias vividas, creyendo en ti.
Enhorabuena

miércoles, 19 de mayo de 2010

LA ESENCIA NO SE PUEDE PERDER

Hay algo en tu interior que no cambia nunca, es tu esencia, y lo que vales forma parte de ella.
Todos tenemos el mismo contenido puro e inmutable. Seas espiritual o no, esto es una verdad que está fuera de todo juicio y tiempo. Llévatelo a la moral y la ética si lo trascendente no va contigo, el mensaje es el mismo:

Nuestro interior es bueno, es invariable, nadie nos lo puede quitar, ni nuestro pasado, ni nuestras circunstancias; nada.

No olvides esta idea, pues te dará la pista para sentirte tranquilo de que al final de todo lo que ves en ti, siempre hay algo bello y bueno, es tu esencia y no se puede perder. Quizás tú no la veas ahora, quizás ya la distingas, pero no del todo. No importa, si te quedas quieto, tranquilo, en silencio, ella sigue ahí, y dice que tú como todos, estás hecho de algo terriblemente válido.

A partir de ahí, no olvides que tu vida la dibujas tú. Conociendo todo lo que puedas sobre las tendencias de tu caracter, de tu pensamiento, sobre tus gustos y deseos, sobre tu mundo interno, sobre las materias que te preocupan, sobre cómo es y se desarrolla el ser humano, manejarás mejor y comprenderás mejor la vida, y con ella a los demás y a ti mismo.

De nuevo, a partir de ahí, dibujarás una vida que lleve tu nombre. Ninguna es perfecta, ninguna es lineal, eso es algo a no olvidar de la realidad. Pero todas son buenas y válidas, la tuya, la que más.

martes, 4 de mayo de 2010

Haz terapia de grupo y no sólo de grupo

Nuestro interior es una parte fundamental de nosotros. Tenemos que tomar conciencia de ello y no vivirlo como algo sin un rumbo ni una explicación. Hay mil maneras de llegar a él, de saber qué es lo que nos pasa, cómo vivir o aceptar o cambiar lo que nos pasa.

Mejorar la seguridad personal, saber enfrentarnos a la soledad, a la tristeza, no sentirnos extraños en un mundo de fuertes. A todo el mundo le pasan cosas en su interior, en realidad, es la zona más común a las personas. Igual que por lo general todos tenemos dos brazos, todos tenemos emociones, alegrías, momentos duros. Saber eso nos da también una sensación de integración en el mundo que la persona deprimida no suele tener, ya que se siente distinta para peor, se siente no tomándose o reaccionando ante la vida de la manera adecuada, involuntariamente.

La manera adecuada no está escrita en parte alguna. Lo que sí está claro es que necesitas salir de ahí. Estudiar y conocer para comprender te ayuda. Ser consciente de que no eres tan raro como te crees, también.
En las terapias de grupo, en los grupos de encuentro, en los talleres sobre temas dedicados a conocerte y fortalecerte personalmente, conoceras el caso de otras personas y te darás cuenta que eres uno más. Uno que tiene su bache, su empujón que darle a la vida, pero que ahora es mucho más capaz de conocerse a sí mismo y valorarse en lo que le corresponde.

Y no sólo en las terapias de grupo, que recomiendo especialmente, sino también hay otras técnicas además del conocido psicólogo. Hay distintas escuelas psicoanalítica, cognitivo conductual, la famosa Gestalt, está la nueva tendencia positiva del coaching que ya se utiliza para la vida personal, etc. Busca lo que más vaya con tu forma de ser, lo que de verdad notes que concuerda contigo y te ayuda. Hay miles de sitios para formarse y para hablar de tu tema con otros, para deshilar la madeja, para que te quede sóla y exclusivamente la pequeña proporción de lo que te ocurre que tú no puedes controlar.

De vez en cuando, descansa. Si has estado un año trabajando en ti, para unos meses y aprecia lo que has aprendido, fíjate en lo que hacías y ya no haces o en lo que has conseguido hacer y antes te era imposible, en lo que has comprendido y antes no sabías...

Trabaja en ti, te servirá para todos los momentos de tu vida.

viernes, 30 de abril de 2010

Estudia tu tema hasta conocerlo, sin obsesionarte

La comprensión es la vía para la superación, en cualquier aspecto de la vida. Si entiendes por qué otra persona ha hecho algo, te pones en su lugar, la perdonas, te importa menos que lo haya hecho, en general. Si entiendes por qué a ti te ocurre esto, te culpabilizas menos, te perdonas, y te puedes dedicar con más tranquilidad a solucionarlo, a trabajar por ello.

Para comprender es necesario conocer. Eso se traduce no en leer demasiado sobre depresión, porque puede ocurrir que nos preocupemos de cosas que no estamos sufriendo, pero sí en conocer la enfermedad, en ubicarnos. Y principalmente en trabajar y saber cómo mejorar los síntomas que provoca. Es decir, que el estudio que realicemos sobre aquello que sufrimos y que afecta a nuestra calidad de vida, y por tanto es fundamental para nosotros, sea positivo. No para echarnos las manos a la cabeza sintiendo que lo tenemos es muy feo, sino para encontrar soluciones, respuestas, comprensión.

Leamos con ganas de salir, no con ganas de bajar. Seamos solucionadores de nuestro problema, no víctimas con excusa y explicación.

Si sabemos que la autoestima baja cuando uno sufre labilidad emocional (cambios de estado de ánimo) mientras se está recuperando, pues estudiamos cómo aumentar la autoestima. Esto puede sonar a algo muy escuchado, parece de cuento aumentar la autoestima. Pues no lo es. Es absolutamente lógico y eficaz que nos pongamos a trabajar sobre nosotros mismos y nuestra mayor preocupación, que sepamos qué es y cómo mejorarla, que nos entendamos y busquemos la salida, que desgranemos la madeja, que digamos eureka, ahora entiendo lo que me pasaba.

Si necesitamos mejorar la asertividad hagámoslo, si necesitamos practicar a decir no, a pedir, hagámoslo.
Es muy bueno conocer y comprender lo que nos pasa, lo que nos ayuda, lo que nos mejora, como lo haría cualquier otra persona con cualquier otra enfermedad, temporal o no. Sabría qué alimentos o conductas son adecuadas para ella o no, y por qué le ocurre lo que le ocurre.

Tratémonos bien, también en esto.

martes, 6 de abril de 2010

primero voluntad, luego corazón

Ahora que muchos estamos más centrados, que otros han decidido salir y no saben cómo, que otros son conscientes de lo que les ocurre...ahora que estoy teminando este blog para pasar a otro tipo de escritos...

es cuando vamos a repasar las claves fundamentales de la lucha por uno mismo. La depresión es como una montaña que tiene dos laderas a subir, una la tristeza y otra la alegría. Es decir, el primer objetivo es salir de la tristeza, el siguiente, una vez conseguido ese, llegar a la alegría. Son dos cosas distintas.

De la tristeza se sale como hemos contado, cuidándote, dándote cuenta de que no eres responsable de esto, no sintiéndote culpable, poniéndote a trabajar en ti, en concentrarte, en hacer una vida normal, etc. De la tristeza se sale desde un impulso que te dice estoy harta, no puedo ni con mi cuerpo pero voy a salir de aquí. De la tristeza se sale CON VOLUNTAD.

Uno no llega, a uno se le caen las lágrimas por la nariz ya, pero se dice a sí mismo que va a dar igual y que va a seguir luchando, trabajando por sí mismo. Con voluntad te levantas de la cama, aunque no tengas ganas, te pones a leer o te concentras en trabajar, aunque no puedas mucho, te arreglas y sonríes, y sales a la calle. Con voluntad eres uno más.

Pero la voluntad sola no basta para salir de la tristeza o nos agotaremos absolutamente y tiraremos la toalla. Es completamente necesario algo más: EL AUTORECONOCIMIENTO DE NUESTROS LOGROS, LA SATISFACCIÓN CON NOSOTROS MISMOS, pero de verdad.

Sé consciente de que es muy difícil lo que estás haciendo. No vale mirar a la meta y decirte -mal, aún no has llegado-, eso no se lo harías a nadie, luego no te lo hagas a ti. Lo que sirve es tener claro de dónde sales, en qué situación estabas, y en cuál estás ahora, qué has aprendido, qué has superado, qué eres capaz de hacer ahora y antes no. Para eso es muy bueno anotar las metas qué queremos conseguir e ir anotando sus logros, y también recordar una imagen de cómo estuvimos, tenerla de referencia del gran logro alcanzado.

Si no te aplaudes cada esfuerzo dado, si no te valoras y enorgulleces de verdad de cada pequeño paso, la voluntad cada vez te saldrá menos. Trátate bien, te lo mereces, sólo la lucha y el soporte que llevas encima ya lo merecen. Enhorabuena, que eres un valiente. Pero con la sensación única de "tengo que seguir", sino con la sensación real de voy subiendo peldaños, voy consiguiendo cosas nuevas que antes no era capaz de hacer, la situación la consigo controlar yo y el motor es MI voluntad. Cada vez estoy por tanto más cerca del estado en que querría encontrarme. No sólo aguanto, también subo, cambio, aprendo, avanzo y me siento bien por ello, me doy la enhorabuena, de verdad, me doy cuenta. Entonces sale mucha más voluntad, muchas ganas de seguir, como en cualquier aprendizaje, aunque siempre haya baches, ne realidad, si recuerdo mi primer día, he mejorado muuuuucho. Así se sale de la tristeza, con voluntad y reconocimiento.


Una vez consigas no llorar, hacer lo que debes cada día, no pensar tanto y relajarte más, entonces es el momento de la alegría. De entrada, ya tendrás alguna si realmente estás satisfecho de ti, de tus intentos, de tus logros, que los hay.
Ahora, debes seguir a tu corazón, a tus emociones, que hablan de todos los aspectos de la vida, no sólo sobre parejas o amigos. La alegría viene de ser uno mismo, de hacer lo que deseas, de ir hacia donde te indica tu interior. Eso puede ser un camino nuevo, pero es un camino necesario, es aquel para el que uno verdaderamente vale, en el que uno realmente se siente bien.
Igual que la voluntad, se practica, poco a poco, se toman decisiones, se hacen cosas que a uno le gustan, se Es.

Pero esa es otra historia que merece un blog propio, uno que hable sobre aprender a vivir, quizás sea bueno para todos que lo abra algún día... De momento, salgamos de la tristeza, tomemos consciencia de lo que nos ocurre, de lo que conseguimos, de lo que aún queresmos, y después escucharemos a nuestro interior, que sí habla, habla de nosotros, aunque no tengamos costumbre alguna de entender su mensaje.

sábado, 27 de marzo de 2010

Desde el quiero, no desde el debo

Estando ya en el último escalón, no podemos olvidar la clave de cualquier mejoría. Se trata del quiero: quiero mejorar, no quiero estar así más. Sólo desde ahí se puede salir de aquí, desde una rotunda decisión de seguir andando aunque no te respondan las piernas del ánimo. Siempre aplaudiendo y midiendo cualquier pequeño logro, que aquí resulta gigantesco.

Por más consejos, recetas o herramientas que nos muestren, si lo que sentimos es un "debo hacerlo", no un quiero hacerlo, no saldremos. Por eso no nos sirve de mucho, incluso nos fastidia que nos digan - sal de ahí- o que nos den esos consejos tan simples que en realidad nosotros mismos nos hemos dicho tantas veces sobre lo que nos estamos perdiendo, el poco sentido que tiene sentirse así, etc. Sinceramente, espero no haberte dicho en ningún momento lo que tienes que hacer...eso ya lo sabes tú. Nuestros propios mensajes nos suenan a "debo", también. Y nos duelen, porque no podemos hacer lo que nos gustaría así como así. Necesitamos una motivación, enganchar con un impulso interior que nos haga decidir que queremos vencer a esta situación.

El entronque con lo posible es sola y exclusivamente el SENTIMIENTO DE QUE QUIERO, Y VOY A SALIR DE AQUÍ. No sirven las intenciones solas, las palabras solas, los pensamientos solos. Lo que sirve es el impulso interior que te dice: voy a salir, por donde sea, como sea, pero yo mejoro.
Ese es el principio del camino, el hilo que no debes soltar y al que debes agarrarte cada vez que te caigas...arriba y seguimos compañero. Levántate y anda, ya sabes...

miércoles, 24 de marzo de 2010

El quinto escalón

Esta entrada se puede ver confecha 11 de enero.

miércoles, 3 de marzo de 2010

Conoce tus procesos mentales II

Saber cómo funcionamos es poder manejarlo, conducirnos, cambiarnos. Ir a ciegas no nos sirve de nada. Aunque esto canse, porque hay que trabajar mucho, todos los pasos son hacia delante, incluso los que no parecen. Un día te conoces, te ayudas, te apoyas, saltas límites, tomas decisiones, te levantas sin miedo. Has aprendido a caminar tú sol@, sin rodines, sin muletas; por ti mismo.

Cómo comienzan las caídas? Por qué no me es agradable y me es costoso relacionarme con la gente? Por qué tengo ansiedad? Por qué no duermo bien?

Si estaba bien hoy, qué ha pasado para estar mal mañana? Qué hace que yo no consiga darme cuenta de que mis motivos para recaer son motivos normales, por los que se enfadaría o entristecería cualquiera? Por qué en mí se convierten en una recaida?

De entrada, hablamos de quienes ya están mejor, en esta fase no nos encontramos destrozados, sino que controlamos nuestro ánimo buena parte del tiempo. Si nos caemos sabemos levantarnos. Sólo que a veces hay tropezón más o menos grande, y sienta fatal. Por qué?

Todo comienza por una idea de inseguridad, por ejemplo: no tengo amigos, o no consigo pareja, o no soy guapo, lo que quiera que no nos agrade de nuestra vida (algo que por cierto es cambiable, pero esa es otra historia). Algo nos recuerda ese hecho que no nos gusta, un amigo no nos ha llamado cuando esperábamos, ha quedado con otra persona y no nos lo ha dicho, una posible pareja ya no escribe tanto, el trabajo que esperaba no me ha salido...
Nosotros, por una costumbre increiblemente trabajada (a la que podemos darle la vuelta) inmediatamente lo relacionamos con aquello que va mal, que no nos gusta: -No me ha llamado porque no le interesa ser amigo mío, no sé cómo tener amigos ya, no sé cómo tener trabajo ya...

De ahí, pasamos a sentirnos deprimidos, es decir, entre frustrados, cansados y desesperanzados. Podemos incluso ponernos tristes y echarnos a llorar, según el grado de desilusión que tengamos, según las fuerzas que nos queden apoyándonos en otros campos.

De ahí, poco a poco, o mucho a mucho, empezamos a darle vueltas a la idea que no nos gusta, a recordar lo ocurrido, a intentar encontrarle una explicación, que no tiene, porque posiblemente todo el proceso que estamos haciendo no tenga un motivo real, o pueda ser cambiado por nosotros. Pero eso no lo vemos. Vemos que no entendemos nada, que no sabemos por qué ha ocurrido eso que nos está haciendo daño, que nos demuestra lo mal que nos va esa faceta que nos duele. Y pensamos incesantemente en ello, para buscar una respuesta, para encontrar una solución. Para nosotros es crucial, es un tema fundamental en nuestra vida en estos momentos. Nada es más importante.

De momento, ya estamos tristes, convencidos de que no valemos y con rumias mentales. Esto nos provoca ansiedad. La ansiedad viene de la necesidad de resolver algo fundamental. Al tener, además, que trabajar, que hablar con la gente, etc. nos cuesta mucho trabajo, estamos haciendo, continuamente, dos cosas a la vez. Eso es agotador. Incluso dormimos mal, porque tenemos que trabajar en nuestro gran problema por resolver. Un problema que siempre nos devuelve la respuesta: no vales, algo va mal y tiene que ver contigo. No te gustas así.

Lo malo de todo este proceso es eso, que el mero hecho de tenerlo hace que no nos guste tenerlo. somos conscientes de lo que nos ocurre y no queremos ser personas con pensamientos recurrentes y negativos, que no se encuentran bien. Eso nos entristece más, nos da una baja imagen de nosotros mismos, cae nuestra autoestima. Esto ya no tiene solución, es una pescadilla que se muerde la cola.

En esta situación, lo último que nos apetece es relacionarnos con los demás. Por qué? Es evidente, en realidad eso supondría poner buena cara, disimular nuestra situación presente, simplemente porque es lo que corresponde, lo que deberíamos hacer, deberíamos estar bien y vamos a mostrarnos bien. El esfuerzo de intentar esto es terrible. No estamos bien, no queremos estar bien, queremos trabajar en nuestro problema. No queremos sonreir a la gente, pero nos vemos obligados por nosotros mismos a hacerlo. Es lo que debemos hacer, nos decimos.
De acuerdo que ir por ahí llorando a la gente tampoco es positivo. Pero, al menos, consentirnos saber que no nos va a apetecer estar con nadie por el proceso interior que en estos momentos pasamos. Fustigarnos además porque no podemos estar sonrientes y graciosos, es pedirnos demasiado.

Ves todos los pasos que tiene el "hundimiento del Titanic"?
Pues, ahora que los conoces, puedes hacer algo en cada uno de ellos. Puedes escribir, como ya hemos comentado, la causa inicial, sobre todo para no olvidarla, y no creer que eres tú la causa de todo. Puedes para ahí y trabajar esa causa, hablar con quien corresponda, tomar la decisión pertinente, etc. Puedes consentirte cierto duelo porque ese motivo es de peso para ti.
Puedes, al notar los pensamientos reiterativos centrarte voluntariamente en otras cosas, sabiendo que tu mente va a intentar secuestrar a todo tu ser (sobre todo por costumbre), pero que no le vas a dejar. Puedes saber por qué estás ansioso, sólo saberlo te calmará. Puedes saber por qué no te apetece estar con gente o sonreirles porque sí. Puedes comentar la causa real con un amigo. Puedes sentirte alguien normal, que, simplemente, tiene la costumbre de ejercitar este círculo desde hace mucho y puedes romperlo, porque es inconsciente, porque no te hace bien, porque es exagerado, lo provoca el miedo. Tu problema real es más pequeño que toda esta consecuencia.

Puedes entenderte, puedes tolerarte, puedes conocerte, puedes cambiarte, puedes quererte, puedes tener esperanza, puedes mejorar, puedes creer en ti.

miércoles, 10 de febrero de 2010

Conoce tus procesos mentales I

En cuanto detecto esa sombra de tristeza que puede llegar, pongo en marcha el analizador de situaciones, para que a la próxima sea yo quien la conozca a ella mucho mejor que ella a mí.
Recuerdo que una doctora a la que hablaba sobre dolores de cabeza me recomendó tomarme la medicación oportuna en cuanto barruntara que me iba a doler, es decir todo lo antes posible.
Del mismo modo, los remedios contra la tristeza debe uno ponerlos antes de que llegue la gran tormenta, como los remedios contra la lluvia o cualquier tipo de tempestad. Si te lo barruntas, cierra las puertas y ventanas, ponte la manta, hazte una infusión y a ver una buena peli, viendo la tormenta fuera y con la ropa recogida en casa.

Supongo que las medidas exactas en nuestro caso serían dormir lo posible, estresarnos lo menos posible, concentrarnos todo lo posible en cada cosa que estamos haciendo, anotar en un papel el motivo que ha originado esto para analizarlo después, cuando ya haya pasado lo gordo, hacer cosas agradables para nosotros, estar cerca de aquellos que queremos en tranquilidad, tomar esas flores de Bach, medicamento de herbolario, parafarmacia, o lo que quiera que sepamos nos reconforta en estas situaciones, aunque sea por un tiempo, (si se trata de alguna medida que ha de incorporarse y retirarse paulatinamente, siempre con cuidado y bajo supervisión médica).

Lo de anotar el problema en un papel, el origen, no es algo sin importancia. Cuando acorralas algo lo haces tangible, es mucho más manejable. De entrada, ya sabes a qué te has de enfrentar.
No olvidemos que nosotros tenemos dos problemas: el real y el imaginario. Es decir, las cosas que nos ocurren y lo que nos provocan las cosas que nos ocurren. Es más, las cosas que nos ocurren y el miedo que da lo que pueda ocurrirnos a partir de las cosas que nos ocurren. Sé que me entendéis, por rebuscado que suene.
De ahí la importancia de acorralar y separar lo que realmente nos ocurre. Con ello provocamos un cortocircuito con la otra parte: lo que eso puede provocarnos, o el miedo que nos da lo que eso pueda provocarnos. Esa reacción no tan controlada que es nuestro verdadero problema, nuestro verdadero fantasma: el miedo a las conductas o respuestas desadaptativas, que no parecen tener relación con la situación que ocurre y que creemos no podemos controlar. Eso baja nuestra seguridad y en consecuencia nuestra autoestima.
Déjame que te cuente un secreto, bajaría la de cualquiera. No olvides que aquí los valientes somos nosotros. Y lo que estamos haciendo es buscar la salida, porque si hubo entrada ha de haber salida, ¿no crees?

Por tanto, escribe lo que quiera te ha originado encontrarte mal en un papel y guárdalo hasta que estés bien. Entonces podrás trabajar con ello. Seguramente, el hecho de saber que tu posible enfado, tristeza, etc. tiene un motivo claro, hará que no se dé la segunda parte, que no temas reacción alguna, que te veas como alguien normal al que le ha ocurrido algo normal.

Es mayor nuestro fantasma que nuestra enfermedad. Te lo aseguro.

viernes, 22 de enero de 2010

A vista de pájaro


Cuando uno se siente bajito, a medias, perdidillo, confuso, no hay nada mejor que coger altura. Si estás en una encrucijada de caminos, o te has salido de tu ruta y no sabes por dónde seguir, ¿a que te ayudaría poder mirar el terreno desde lo alto? desde un helicóptero, desde una nube... podrías distinguir exactamente dónde estás, a dónde quieres ir, y por dónde se llega.

Pues con las emociones pasa lo mismo. Cómo coger altura en este terreno concreto es una cuestión de confianza. Algo que nos falta a los que estamos a medio gas. Pero se puede trabajar, como todo. Uno tiene confianza en lo que cree cierto y bueno. Lo importante aquí, y en temas similares, no es buscar la confianza fuera, que otro nos crea buenos o malos, que otro nos diga lo que está bien. Lo importante aquí es saber qué creemos nosotros bueno o malo, en qué valores creemos nosotros, en qué mundo creemos nosotros, en qué arquetipo de persona. Ese será nuestro avión, nuestra nube, nuestra verdad.

Con ella recorreremos el mundo y subiremos hasta donde haga falta. A partir de ahí, coger altura es sólo una cuestión de objetivizar; de analizar las situaciones como si no nos hubiesen ocurrido a nosotros, sino a alguien externo. Pensar cómo veríamos entonces cada reacción de cada persona, intentar encontrar los motivos que han movido a cada parte. Comprender los motivos ajenos, aunque no llegue a justificar su conducta, probablemente, es el mejor modo de salir de los atolladeros internos, emocionales, relacionales.

Comprender nuestros propios motivos, nuestras propias reacciones nos ayudará a tolerárnoslos, a no castigarnos y, si nos ponemos positivos, a que resulten una pista de por dónde salir.

Coge altura comprendiendo que el mundo no es como lo pintan en los cuentos, y eso no significa que sea malo, sólo que es muy humano.
Coge altura viendo que la gente tiene sus necesidades y que, más o menos, todos nos parecemos mucho.
Coge altura, aunque te cueste un poco, aunque parezca difícil, ahí, somos nosotros los que tenemos que forzarnos un pelín, sabiendo que ese es el camino correcto, levantar la cabeza, comprender, y seguir caminando.
Coge altura y poco a poco respirarás un aire más limpio, más tuyo, más seguro, porque sólo se basa en tus propios valores y la comprensión que tú haces del mundo.

Al principio es difícil volar...con el tiempo es todo un gusto...al final, descubres que esa era tu naturaleza.

lunes, 11 de enero de 2010

el quinto escalón

Ahora que hemos llegado a la respuesta del millón: no estás loco, sigamos subiendo escalones.

Hacer una recomposición ya es más costoso, pero no perdamos el norte. Qué pasos hemos seguido?

No soy culpable de lo que me ocurre, no lo busco, no lo deseo. Lo tomo como una enfermedad más, conozco lo que me/le va mejor y peor, me cuido. De momento no me importa tanto el motivo concreto, aunque lo trabajo. Decido mejorar.

Voy conociendo la depresión: el pensamiento repetitivo, cómo pararlo, la conexión conmigo mismo, la engañosa mente, el pensamiento positivo, explico a los míos cómo es esto en realidad, y decido no ir más en pijama por la calle. Trabajo mi personalidad y me aplaudo cada pequeño éxito. Escribo mis objetivos respecto a la depresión.

Conozco lo que me hace bien, cuido mi cuerpo, mi alimentación, hago ejercicio, busco momentos placenteros. Tengo los objetivos siempre presentes y soy consciente de mis mejoras en cada aspecto que van más allá de lo que creo, ya que la vida es cíclica pero ascendente. No dejo que me juzguen sin licencia y dejo de tenerme lástima. Empiezo a tocar más profundamente aquello que hay más abajo y puede ser causa, hasta ahora inconsciente, de lo que me ocurre.

Ubico la fase de la depresión en la que me encuentro. Aprendo a caer, me hago amigo de la melancolía, aprendo a tomarme bien los "días especiales", considero hasta dónde psicólogos y psiquiatras, sé que no estoy loco....y por último, conozco los procesos mentales que hay detrás de todo esto. Gracias a ello puedo detectarlos y pararlos.

Ya hemos más que aprobado este examen, si realmente sabemos todo esto...vamos a subir el quinto escalón. Ahora todo es positivo, son los últimos toques y podemos seguir adelante solitos.
Hayamos llegado o no al escalón deseado, el objetivo es no perder de vista lo que deseamos: estar bien.

Dentro de nosotros hay una respuesta. Las mías son sólo pistas que te pueden servir, pero el mejor reto es investigar en tu interior lo que te va mejor, lo que te sirve.

Esto toca a su fin, los consejos que vienen ahora son para mejorar los últimos pasos, pero un día te servirán como te han servido los primeros.

No estás loco

Quién no ha pensado esto alguna vez? quién no se lo ha preguntado a su médico?: me estoy volviendo loco? Los expertos nos dicen y tienen razón, que esa pregunta es sólo consecuencia del estado de ansiedad que vivimos, debido a nuestros pensamientos repetitivos, nuestra angustia, etc.

Pero el mero hecho de preguntárnoslo es ya indicativo de que no estamos locos, aunque nos sintamos, en ocasiones, desesperados y perdidos en nuestra mente. Siendo conscientes de que es una idea sin sentido nos sentiremos más tranquilos, ya que lo es. La ansiedad (que es íntima amiga de la depresión) provoca miedo a tener un verdadero problema, y en ocasiones, por más que nos dicen a usted no le pasa nada, está algo deprimido, pero simplemente trabaje su personalidad bien en un psicólogo, bien con los libros, y otras herramientas, nos resistimos a creer que no nos pase nada.
Bueno, la ansiedad es así, llegas al médico diciendo: -me ahogo, me muero- y él te contesta, -no, sólo tiene ansiedad, tómese esto y todo pasará-. Pues del mismo modo llegamos a pensar que podríamos estar realmente "locos". Y nuestro cuerpo se centrará en atender ese pensamiento, en alertarte por ello.

Como siempre, como ya sabemos, para eliminar este u otros pensamientos reiterados y dañinos, lo mejor es no oponerles resistencia, sino dejarles pasar, mirarlos desde lejos, dejando espacio entre ellos y nosotros y siendo conscientes de que sólo son producto de la ansiedad.

Un amigo mío dice que si luchas contra algo se hace aún mayor, y que por ello, lo que hay que hacer es trabajar por algo, no luchar contra ello. Así que le vamos a hacer caso y, en lugar de luchar contra ese pensamiento de locura, o cualquier otro, vamos a trabajar para que se vaya. Enfriamos la cabeza, nos calmamos sabiendo que no nos pasa nada realmente grave, miramos desde lejos la idea, ya con serenidad. Y con la voluntad y control de la atención y concentración que ya sabemos, nos ponemos a hacer algo que ocupe todo nuestro pensamiento. Hay que acostumbrar a la cabezota a salir de sus espirales. Poco a poco no se darán. Pero el trabajo continuo es fundamental. No lo dejes, ya sabemos los pasos. Si ves que estás pachucho, que te has dejado llevar, confiado en que ya estabas muy bien...a empezar otra vez, el camino es más corto ahora.