viernes, 31 de julio de 2009

vacaciones

Bueno, en todo hay que tomarse vacaciones.

Ahora toca época de relax, y aunque no olvidemos nada de lo aprendido, y lo tengamos en cuenta de modo importante, también debemos aprovechar las épocas en las que uno no se dedica a nada especial, o hace justo lo que más le gusta: las vacaciones.

También podemos tomarnos vacaciones para sufrir. Estos días voy a estar tranquilo...todo lo tranquilo que pueda. Ojalá sea así.

Yo también me tomo unos días en el blog. Lo aviso por si no aparecen de momento publicados ni contestados los comentarios. Nos vemos a la vuelta que será pronto.

Un besote y mucho ánimo a todos.

miércoles, 22 de julio de 2009

la vida es cíclica, pero ascendente


Una vez me contaron y pude comprobarlo día a día, que se avanza de forma cíclica por la vida. A parte de lo que ya conocemos sobre los ciclos económicos, los ciclos de la luna, los ciclos de las estaciones del año, etc., nosotros también somos cíclicos al vivir.
Una de las cosas en lo que yo más lo noto es en el aprendizaje de algo nuevo, incluso de actitudes, o en las mejoras hacia las que quiero tender. Por ejemplo, recuerdo cuando me entrenaba para una oposición en la que tenía que conseguir 350 pulsaciones por minuto a ordenador. Yo partía de 250. Practicaba una hora diaria, de forma constante. La velocidad subía muy despacio, y los errores al transcribir no cesaban. De repente, un día, conseguía hacer 280 pulsaciones y me ponía contentísima. Pero al siguiente volvía a 260, 262, 258...

Poco a poco, lo normal fueron esas 280 pulsaciones, que cada vez iban saliendo un poco más frecuentes. Una vez de cada diez, una vez de cada cinco, una vez de cada tres...y un día, te salen siempre y de repente aparecen las 300, pero sólo una vez, y sigues en 278, 281..., echándo de menos esas 300 y preguntándote por qué no te salen cada día, si puedes hacerlo. La clave estaba en seguir intentándolo, seguir creyendo que se puede hacer. Hasta que van siendo más frecuentes cada una de las medidas que te planteas, todas ellas aparentemente imposibles y muy deseadas.
Después de muchos, muchos días de esperar y confiar, y ver que se va consiguiendo lo que se busca...aparecen las 350...y tras un tiempo insistiendo... se quedan para siempre.
Y esa es la velocidad a la que os escribo o posiblemente más porque hace mucho que ni lo mido, para qué? Si estoy contenta con mi velocidad, sea cual sea, y además sé que si quisiera aumentarla, sería posible. Esa lección ya la he aprendido, y sirve para muchas otras cosas. Es algo que no debemos olvidar: si quisiera, sería posible...
Es un ejemplo muy sencillo, pero cuando soy consciente de que he conseguido un grado mayor de felicidad o seguridad, o serenidad, u objetivos...o lo que sea, en algo, aunque al día siguiente ya no lo domine de nuevo y siga siendo más o menos como antes, y aunque quisiera tener esa sensación cada instante y no sólo unos ratos...me recuerdo escribiendo al ordenador día tras día, y confío en que todo acaba llegando cuando uno no desiste... y que un día ese será mi estado habitual, como antes acabaron siendo otros.
Recordar lo que consigue es ponerme muy alegre, confiar en la vida y, lo que es mejor, confiar en mí. Y en lugar de ver el logro de un solo día como algo malo, podemos mirarlo como el principio de algo muy bueno, que cada vez estará más con nosotros, hasta que un día sea completamente nuestro. Es una gran noticia, no?

Cada uno tiene sus metas, cada uno está en su punto del camino, pero todos sabemos andar y es lo único necesario aquí. La vida está llena de ciclos, de subidas y bajadas, pero a pesar de ello, el resultado de quien no deja de caminar es aprender y crecer, y por tanto su trayecto es, en definitiva, ascendente; cíclico pero ascendente

martes, 14 de julio de 2009

Lástima

Querría aportar mi pequeño grano de arena a la inmensa montaña que generosamente construye día a día mi querida amiga y compañera de camino, la que construye, ladrillo a ladrillo, como un divino constructor, este magnífico blog. Con sus manos ya agrietadas, con su trabajo, con su sudor celeste.

Confieso, antes que nada, que soy un paciente de depresiones recurrentes, de origen “desconocido”, (y lo pongo entre comillas porque lo desconocido es desconocido porque aparentemente nadie lo conoce, no porque no pueda llegar a ser conocido).

Un día, os confieso, descubrí y decidí algo. Algo que día a día me acompaña como una varita mágica, como un licor que me disipa tristezas, como una paleta de pintura que cambia mi cuadro gris por otro de intenso colorido, como un ángel que barre las tormentas y la nubes negras, que limpia los cristales turbios y sucios de mis gafas de la vida, que me hace ser un ser humano capaz de afrontar el vacío, el dolor, y la soledad.

Algo, aparentemente tan valioso, tan brillante, tan apasionante, tan aparentemente regalo de un dios, es algo tan simple que cualquiera puede conseguir. Tú mismo puedes, como yo lo conseguí.

Después de leer estas escasas y simples líneas, te preguntarás qué es esta especie de bálsamo de Fierabrás… pues es muy simple, y cambió radicalmente mi vida. Solo es esto:

DEJAR DEFINITIVEMENTE EL TENER LÁSTIMA DE MÍ MISMO.

A partir de esta decisión que tomé nunca más me lo permití, y nunca jamás me lo volveré a permitir. Esto, tan simple, tan barato, y tan precioso, está en las manos de cualquiera. Y… sobre todo... en tus manos.

Consíguelo, y te aseguro que años más tarde te reirás de tus “depresiones”.

Un abrazo, y hazlo. Es gratis…

jueves, 9 de julio de 2009

Aceptar y asumir

Parece lo mismo pero no lo es.

A veces no se pueden cambiar las situaciones, una antigua frase dice que si algo no te gusta y no puedes cambiarlo, míralo de otro modo.

Bueno, por ahí va la idea. Asumir es sufrir la situación que te toca, sin hacer nada por modificarla, pero sobre todo, sintiéndote mal por ello, sin comprenderla del todo, sin tomarla tal cual es. Se padece, no gusta y se sufre por ello.

Aceptar es todo lo contrario, es una sensación tranquilizadora. La situación tampoco es la ideal para ti y puede que deba quedarse como está, o que elijas dejarla así...al menos de momento, pero la aceptas. Esto implica que la conoces, no sólo la sufres sin saber por qué. Indica también que la comprendes, que sabes por qué ocurre y cuál es el proceso por el que se ha llegado hasta ahí, o por el que no puedes salir de ahí, pero lo aceptas. Y lo haces conscientemente, formando parte de tus decisiones. Aceptar es un acto libre, asumir es un acto sumiso.

Si algo no puedes cambiarlo, míralo de otro modo...o vívelo de otro modo. Yo siempre recuerdo para esta distinción la película "la vida es bella". En ella se daban unas condiciones muy malas, sobre todo en la fase en que el padre y el hijo se encuentran recluídos en un campo de concentración. Sin embargo, la forma en que el protagonista se toma la vida es lo que la hace bella. Juega con el crío, le cuenta historias que varían la realidad, le dice que los soldados no le pueden ver porque están jugando un gran escondite.
En fin, no es lo que ocurre, sino cómo lo vives.
Si estás atrapado en una enfermedad, ponte a divertirte a pesar de ella...muy a pesar de ella. Disfrutar de las pequeñas cosas de la vida está al alcance de todos, por muy malas que sean las circunstancias. Cambia todo lo que esté en tu mano, y lo que no sea posible, acéptalo. Puede que haya algo que aprender de ello...incluso, paciencia, humildad, fortaleza, voluntad.

Se supone que son estas situaciones difíciles las grandes oportunidades para encontrarse con uno mismo y comprobar nuestro verdadero tamaño.
Siempre que puedas transformar un dolor en una sonrisa...habrás ganado tú.
En realidad, el ser humano tiene una capacidad transformadora enorme, seguro que eres capaz de hacer cualquier cosa por tu hijo, por tu amigo, por tu familia...cómo no la vas a hacer por ti, entonces.