martes, 19 de mayo de 2009

Bucay nos entiende

Os dejo un texto introductorio de un libro de Bucay en el que comenta cómo uno se pierde en el camino, se reencuentra, trabaja dibujando su propio mapa, gracias a aprendizajes de otros y a los propios. Es un grano más, un paso más hacia el encuentro con nosotros mismos...ahora estamos algo perdidos, sin rumbo....sólo por ahora.


Hojas de Ruta:
Seguramente hay un rumbo
posiblemente
y de muchas maneras
personal y único.

Posiblemente haya un rumbo
seguramente
y de muchas maneras
el mismo para todos.

Hay un rumbo seguro
y de alguna manera posible.

De manera que habrá que encontrar ese rumbo y empezar a recorrerlo. Y posiblemente habrá que arrancar solo y sorprenderse al encontrar, más adelante en el camino, a todos los que seguramente van en la misma dirección.
Este rumbo último, solitario, personal y definitivo, sería bueno no olvidarlo, es nuestro puente hacia los demás, el único punto de conexión que nos une irremediablemente al mundo de lo que es.
Llamemos al destino final como cada uno quiera: felicidad, autorrealización, elevación, iluminación, darse cuenta, paz, éxito, cima, o simplemente final... lo mismo da. Todos sabemos que arribar con bien allí es nuestro desafío.
Habrá quienes se pierdan en el trayecto y se condenen a llegar un poco tarde y habrá también quienes encuentren un atajo y se transformen en expertos guías para los demás.
Algunos de estos guías me han enseñado que hay muchas formas de llegar, infinitos accesos, miles de maneras, decenas de rutas que nos llevan por el rumbo correcto. Caminos que transitaremos uno por uno.
Sin embargo, hay algunos caminos que forman parte de todas las rutas trazadas.
Caminos que no se pueden esquivar.
Caminos que habrá que recorrer si uno pretende seguir.
Caminos donde aprenderemos lo que es imprescindible saber para acceder al último tramo.

Para mí estos caminos inevitables son cuatro:
1 / El camino del encuentro definitivo con uno mismo, que yo llamo
El camino de la Autodependencia.
2 / El camino del encuentro con el otro, del amor y del sexo, que llamo
El camino del Encuentro.
3 / El camino de las pérdidas y de los duelos, que llamo
El camino de las Lágrimas.
4 / Y el camino de la completud y de la búsqueda del sentido, que llamo
El camino de la Felicidad.

(Estos son cuatro libros suyos...por si a alguien interesan, pero no es la cuestión de este post, sino su mensaje)


A lo largo de mi propio viaje he vivido consultando los apuntes que otros dejaron de sus viajes y he usado parte de mi tiempo en trazar mis propios mapas del recorrido.
Mis mapas de estos cuatro caminos se constituyeron en estos años en hojas de ruta que me ayudaron a retomar el rumbo cada vez que me perdía.
Quizás estas Hojas de Ruta puedan servir a algunos de los que, como yo, suelen perder el rumbo, y quizás, también, a aquellos que sean capaces de encontrar atajos. De todas maneras, el mapa nunca es el territorio y habrá que ir corrigiendo el recorrido cada vez que nuestra propia experiencia encuentre un error del cartógrafo. Sólo así llegaremos a la cima.
Ojalá nos encontremos allí.
Querrá decir que ustedes han llegado.
Querrá decir que lo conseguí también yo.
JORGE BUCAY

Como véis, todos nos perdemos de vez en cuando...la cuestión es buscar el camino en nuestro interior, hacia aquél que somos. Estamos ahí dentro, puede que hoy nos sintamos un niño que no sabe andar, pero al final echaremos carreras, sólo por divertirnos, todos juntos. Y como él dice, será señal de que todos hemos aprendido a andar.

lunes, 11 de mayo de 2009

Objetivos siempre presentes


Una vez escribimos nuestros objetivos respecto a la depresión. Es bueno que no los olvidemos y que vayamos incluso echándolos un vistazo de vez en cuando y anotando en cuáles hemos mejorado. Algo habrá cambiado con todo este conocimiento y trabajo. O estamos tristes menos veces o menos tiempo, o de vez en cuando nos sale una carcajada, aunque el lastre de fondo o el aturdimiento persistan, o hemos conseguido momentos sin rumias mentales, de concentración en algo concreto.


Puede que simplemente hayamos ordenado la casa algunas o todas las veces que nos lo hemos propuesto. Cada uno tiene sus objetivos. El mero hecho de intentarlo ya debemos anotarlo en el lado de los logros, ya que hacer cualquier esfuerzo ya era difícil al principio.

Es bueno anotarlo porque nos hace más conscientes de ello. La memoria es selectiva y olvida. Dado lo mucho que cuesta avanzar, merece la pena tenerlo presente, incluso, como hemos comentado alguna vez, premiárnoslo. Comprarnos algo que nos identifique con el logro, comer fuera, hacer algo inusual, sencillo, pero que nos guste mucho, lo que sea, pero no dejar pasar los avances como si tal cosa.

Las personas cercanas también son importantes en este sentido. Si son las adecuadas, si nos quieren de verdad, si comprenden lo que nos ocurre y ven nuestro trabajo diario, se alegrarán con nostros. Es positivo tener testigos de nuestro avance, no ir solos, aunque todo el trabajo sea nuestro, compartirlo puede ser todo un alivio y satisfacción.

lunes, 4 de mayo de 2009

el descanso y los momentos placenteros

Más medicina para mejorar, cosas que nos sientan bien y debemos tener muy en cuenta. Dar los pasos adecuados, también para nuestro físico y nuestro ánimo, es muy importante, como haríamos con cualquier otra enfermedad.

Todos sabemos que la persona deprimida se encuentra altamente cansada, practicamente siempre. Eso es porque tiene un desánimo grande. Es decir, uno no lucha cuando cree que no tiene sentido, se deja caer, o cuando no sabe hacia dónde. Uno no arregla, no combate, no cambia cuando su convencimiento está en que no hay solución, aunque en este caso no sepamos ni para qué no hay solución porque a veces la desorientación es alta.

Aquí luchamos por todo lo contrario. Por no darle nuestro cuerpo y nuestro ánimo en regalo a algo que se alimenta de ello.
Aquí luchamos, aprendemos, practicamos, nos ponemos fuertes, y puede que el virus esté aún ahí, como el que tiene un malfuncionamiento en otras cosas, pero no se lo vamos a poner fácil, vamos a andar hacia la libertad y la alegría en toda la medida que nos sea posible, cada vez más.

La depresión también cansa porque en realidad estamos en un combatiente estado interior continuo, rumias mentales, dudas, intentos, análisis de motivos y situaciones sin descanso, etc. Por eso cansa, porque en realidad trabajamos mucho, por eso hay que parar el pensamiento, por eso hay que concentrarse en cosas ajenas a ello, y practicar cada vez más; fortalecernos.

También debemos saber que el cansancio deprime. Así que debemos cuidar de nuestro sueño y de nuestra tranquilidad. Es positivo dormir entre siete y nueve horas al día. Y al igual que comprendemos que dormir menos nos tendrá sin energía: nos deprime, también debemos saber que dormir más de ese tiempo diario no es positivo para nuestro organismo, que se aletarga y cae en un estado de desorientación extraño.

Comiendo bien, haciendo ejercicio, descansando lo necesario, ni más ni menos, y parando el pensamiento, estaremos mucho mejor. Sobre todo, seremos conscientes de que hacemos cosas positivas por nosotros mismos.

Si, además, nos buscamos, voluntariamente, momentos tranquilos y positivos cada día, por prescripción facultativa...aún será mayor nuestro bienestar interior. Obligados momentos de lectura en un entorno agradable, si es posible en un jardín, parque o terraza, con un sol de horas no calurosas o con un olor agradable, o con una música tranquila que nos guste, mejor aún. Tampoco hace falta llenarnos de estímulos, el punto correcto está, exactamente, en lo que mejor nos haga sentir. También puede ser un rato de paseo o de coser si es que nos gusta, o de fabricar una maqueta, temas que requieren nuestra absoluta atención, que nos relajan y nos motivan; nos proporcionan satisfacción.

Con todo esto estamos llenando nuestra vida de cosas que nos convienen, que nos ayudan, que nos hacen sentir bien y, sobre todo, que sólo dependen de nosotros.
Maravilloso, ¿no? Hemos encontrado formas en las que sentirnos bien sólo depende de nosotros.