miércoles, 24 de noviembre de 2010

Cada piedra tiene algo que enseñarte

Cada cosa que nos ocurre, cada persona que nos encontramos y ha sido significativa para nosotros, todo lo que incluso ha resultado difícil, tiene algo que enseñarnos.

Al principioi cuesta mucho darse cuenta, y es porque se pasa mal. Cuando uno no está preparado para subir una montaña, la primera que sube le cuesta dolor, cansancio, podemos llamarlo sufrimiento. Qn ocasiones, la cosa está en hacerlo poco a poco, pero en cuestiones fundamentales de la vida, no nos damos esas treguas, no sé por qué. Posiblemente deberíamos decir, ya he luchado dos meses contra esta depresión, ahora voy a descansar una semanita. Puede que nos viniera mejor que agotarnos día tras día, cuando ya no podemos más. Ser comprensivos con nosotros, tratarnos, al menos, como lo haríamos con los demás, es muy necesario.

La segunda vez que subimos esa montaña ya cuesta menos, y, aún así, es dura de subir. Sin embargo, puede que a la cuarta o a la quinta, vayamos notando nuestro avance, nuestra capacidad, nuestra mejora. Entonces, puede llegar a ocurrir que hasta nos guste subir montañas, que hasta queramos un nuevo reto para comprobar que somos muy capaces.

Nos pusieron delante esa montaña que nos hizo sufrir, acostumbrados, quizás, a los valles agradables. Las opciones eran subirla, quedarnos atascados para siempre donde estábamos, o darnos de golpes contra ella, enfadados con la vida y con nosotros mismos. Sólo había una solución: luchar, intentarlo, lograrlo. Conventir a la montaña en parte más del camino. Aprender, que la vida no es sólo valles y que tenemos capacidad y preparación para subir y bajar lo que sea, cada vez con más templanza, cada vez con más conocimiento del terreno, cada vez con menos miedo, incluso con ningún miedo, sintiendo, poco a poco, dominio de la vida.

Además, generalizamos estos aprendizajes a cualquier terreno, no sólo al que acabamos de superar. Lo que realmente queda en nosotros es que nuestra voluntad y nuestras capacidades tienen una fuerza de la que aún no conocemos el final.

Sonríe, por favor. Esa montaña estaba ahí, para que sepas cuáles son tus verdaderas dimensiones.

No hay comentarios: