jueves, 24 de junio de 2010

primero planifica tu día, luego planifica tu vida.

piensa cómo quieres que sea tu día, hazte un planning general. Primero supón que todo es posible: cualquier horario, cualquier actividad. Escríbelo de forma esquemática.
Ahora adáptalo a tu día normal. Puede que tengas que modificar algún horario, alguna costumbre, pero es para hacer exactamente lo que quieres.

Que te apetecería leer el periódico por la mañana, busca un hueco en el trabajo para hacerlo, llegando quince minutos antes, por ejemplo, o hazlo en el metro. Que quieres desayunar sano, bien te lo preparas la noche antes, bien te lo vas comiendo durante el principio de la mañana, algo en casa, algo al llegar al trabajo, algo a media mañana, hasta completar tu desayuno.
Que te apetece hacer ejercicio, busca dónde, seguro que hay un sitio cerca del trabajo. Que quieres sacar tiempo para leer, planifícalo. Todo se puede, luego lo harás exacto, lo harás regular, pero te acercarás mucho más a tu día deseado.

Un día elegido es un día satisfecho. Un día conocido es un día tranquilo. Cambia el hago todo lo que debo por el hago lo que quiero y dejo unos ratos para hacer lo que debo, que seguramente lo estoy haciendo también por algún motivo importante para mí. Y, por supuesto, en lo que no puedas cambiar, modifica tu actitud. El tiempo con los niños, hazlo tiempo disfrutable, el tiempo cocinando, hazlo tiempo creativo. Que suena a revista facilona, pues no lo es. Es tu vida y puedes ponerla bonita.
Sólo el hecho de imaginar ese día tan chulo ya te hace sentir bien. Todo lo que consigas de él, mejor para ti. Te hará sentir que te estás ocupando de ti, que eliges lo que haces, no sólo te dejas arrastrar por el día a día. Esa es una actitud general que nos vendrá bien tomar al enfrentarnos a la vida. No me dejo llevar, no sobrevivo; vivo.

Poco a poco, y siguiendo un esquema similar, podrás hacer lo mismo con tu vida entera, planifícala. Dibuja la que sería tu vida ideal pensando que todo es posible. Después ve ajustando esa idea a lo que ya puedes hacer y decide ir a buscar aquello que preferirías tener, bien en lugar de lo que tienes, bien además de lo que tienes. No se trata ya de hago esta actividad por la mañana, me apunto a esto que tanto disfruto o quedo más con tales personas que son las que me gustan. Se trata de prefiero este trabajo, prefiero estos amigos, prefiero esta casa, o me encanta este hobby y no lo voy a dejar aparcado. Se trata de quiero ser esto, de quiero vivir así. Es una planificación de vida, más que una planificación de día. Pero haber practicado con tu día te dará la satisfacción y la constumbres suficientes para hacer lo que deseas o lo que más se aproxima a ello con tu vida entera. Te sentirás mucho más cerca de ti soltando lastres que llevas soportando mucho tiempo, ya de forma inconsciente y siendo aquello que quieres ser.

viernes, 11 de junio de 2010

A CARGO DE LA SITUACIÓN

Cambiar de la posición de víctima de algo a la de estar a cargo de nuestra propia situación, aumenta positivamente lo que pensamos de nosotros mismos.

Haciendo todo lo que hacemos para mejorar, saber quién somos, qué nos ocurre y por qué y hacia dónde ir, nos sentimos dignos y guapos.

Es importante hablarnos con sinceridad, al menos a nosotros, buscar qué sentimos de verdad, si nos ocurre algo que nos tenga tan triste y con esa visión fea de nosotros. Seguramente haya algo que arreglar, que reconocer. Seguramente hayamos vivido algo duro, algo que no nos merecíamos, seguramente nos hemos creído lo que el otro nos ha dicho o no nos ha reoconocido.
Puede que por eso nos veamos poco válidos y que sentirnos poco válidos nos haga enfadarnos con nosotros, o darnos rabia o rechazo. Si eres capaz de conocer y reconocer esto, comienzas a ganar control sobre ello. Normalmente el origen está en una experiencia desafotunada, con la que tú no tuviste nada que ver. No la provocaste.
Reconoce tu enfado y tu tristeza, de otro modo no podrás salir del todo de ahí. Ahora cabrá la compasión por ti mismo, entender que lo has pasado mal, pero reconocer que no has dejado de luchar, verte un valiente. Esto transforma el autorechazo en auto-aceptación y auto-apoyo.

Hasta ahora evitabas los sentimientos de malestar y te sentías fuera de control, hundiéndote en la depresión y ansiedad. Ahora ya eres más fuerte, puedes ser consciente de lo ocurrido, de lo que sentías por ti, de que no eres culpable, de que has luchado mucho, sentir tu rabia y tu tristeza sanamente, a las que tienes derecho y de ahí sacar la tranquilidad, la verdad y el apoyo a ti mismo.
De ahí saldrá una fuente interna de auto-validación. Yo valgo, yo merezco ser valorado. Tengo amor para dar y merezco ser amado.
Una vez que has reconocido y sentido que te sientes roto en pedazos, puedes empezar a hacerte cargo de tus sentimientos. Buscar los vínculos que necesites, reparar las carencias vividas, creyendo en ti.
Enhorabuena